Miguel Ángel Casique Olivos
«Vamos en busca de un sueño arriesgando nuestra vida, no tenemos más…», dice uno de los migrantes al cruzar el río para ingresar a México; mientras que una madre camina hacia Tapachula con su hijo de uno a tres años en brazos, y al dar un paso tras otro, dice: Me siento feliz porque ya estoy en México… En Honduras sólo hay pobreza.
Esas dos frases, de dos migrantes hondureños que desde hace varios días forman parte de la caravana de aquel país que se dirige hacia Estados Unidos, en busca de un “sueño americano», -se sabe, ahora que la caravana tienen entre cinco y 10 mil hondureños-; este domingo por fin ingresó el grueso del contingente a México a Tapachula, Chiapas, y aunque había un cerco policíaco, y ya el presidente de México dijo que no se van a recibir migrantes ilegalmente o quién quiera entrar por la vía de la violencia. Lo cierto es que ya la caravana avanza por territorio mexicano.
El «dilema» en las próximas horas y días será si el aún saliente gobierno de Peña Nieto va a hacer caso a las peticiones del gobierno gringo, «detener» la caravana por la fuerza para que no llegue a Estados Unidos o negociará con el gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador, para darles empleo en el futuro, después del 1 de diciembre.
Aún no se sabe más detalles el fondo de la caravana, pero la política de Donald Trump no cambiará y de ser necesario usará la fuerza del estado para evitar que los migrantes lleguen, en esta nueva modalidad, en bloque, a territorio gringo; incluso, ya en sus últimas declaraciones dijo que si es necesario que se modifiquen las leyes se tendrá que hacer.
Ayer en televisión vimos imágenes de la caravana que, tras una negociación fallida con autoridades del país, tuvo que entrar por la fuerza y en algunos momentos se observan choques entre la policía mexicana y algunos de los hondureños que encabezaban; el gobierno de Peña Nieto parece no querer usar la fuerza pública, de hacerlo le iría muy mal mediáticamente, aún, en sus últimos días de gobierno.
Las hipótesis del origen de esa caravana también ya son varias, una de ellas podría ser que está movida y manejada por gente con mucho poder político y económico que sale de las fronteras de México y de Honduras; pero sea cual sea la razón, la travesía de la caravana dará mucho de qué hablar durante varias semanas; y, cada gobierno o político irá sacando de esto, lo que mejor le convenga, pero el más beneficiado, se comenta, será el residente norteamericano, Donald Trump.
El Clímax no político…
Estamos a unos cuantos días de que se realice la consulta sobre el NAIM, el tema competirá con lo que se vaya diciendo de la caravana, más el tema de que en la Ciudad de México, a partir del 31 de octubre, durante una semana, habrá poca agua en la CDMX; y quizá se verá un poco menos a López Obrador en los medios, pues cancelará algunas salidas de “agradecimiento” a los estados, dicen se concentrará en los preparativos, junto con su gabinete para el 1 de diciembre. Por el momento, es todo.