Miguel Ángel Casique Olivos
A partir del 1o de diciembre, dicen algunos, muchas cosas “serán diferentes”; pero las cosas diferentes tal vez solo ocurran en las altas esferas políticas, cuando éstas den el visto bueno a la “nueva” política del sexenio. Una de las novedades que ya se vislumbran es un aparente distanciamiento entre dos de los hombres con mayor poder en México: por un lado el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien tiene ya a su disposición las Cámaras de Diputados y de Senadores, donde su partido tiene mayoría; y por otro el acaudalado empresario mexicano Carlos Slim, considerado hace poco por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo; de ser cierto este antagonismo, ambos estarán midiendo sus fuerzas a lo largo del sexenio que está por comenzar.
Los desencuentros entre ambos personajes han ido en aumento. El primero ocurrió en la zona de Polanco, cuando AMLO encabezó una reunión con empresarios a la que no asistió Carlos Slim. Después, el tabasqueño convocó a otra reunión, esta vez con representantes de Grupo Televisa, a la que acudieron Olga Sánchez, próxima secretaria de Gobernación y Carlos Urzúa quien será el titular de la Secretaría de Hacienda; en este evento estuvieron presentes los dos yernos de Carlos Slim, Arturo Elías Ayub y Daniel Hajj; el primero, director de Alianzas estratégicas de Telmex y el segundo director general de América Móvil.
Carlos Slim ha llegado a encabezar la lista de Forbes de los personajes más ricos del mundo; este año ocupó el lugar número siete y, hasta el primer trimestre de 2018, su fortuna había crecido en un 23 por ciento, una riqueza superior a los 67 mil millones de dólares; en 2017 ocupó el lugar número seis.
AMLO ostenta ahora todo el poder político del país; podría cumplir sus promesas y ya no se trata solo de una campaña proselitista; los integrantes de su propio equipo han señalado que él es un hombre que toma decisiones sin atender las opiniones de sus más cercanos colaboradores, que acostumbra imponer lo que desea sin aceptar las sugerencias de sus asesores. Mal augurio para los mexicanos.
Lejos quedaron los saludos, los abrazos y parabienes entre ambos personajes al calor del resultado electoral; poco duró la reconciliación entre AMLO y el sector empresarial, tres apretones de mano, un abrazo fuerte y palmadas en la espalda sellaron el pacto de amor y paz entre el Presidente electo y el empresario más rico de México.
Una de las empresas de Slim trabaja en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y, por lo tanto, resultará afectada con la decisión de cancelar el proyecto, después de la consulta que impulsara recientemente el Presidente electo. Durante la campaña electoral, AMLO y Slim tuvieron diferencias por la construcción del NAICM; en aquella reunión, AMLO habló de la cancelación de la obra; Slim, que solo escuchaba, no hizo ningún gesto. Los 60 minutos de discurso y conversación terminaron cuando el tabasqueño externó un reconocimiento al ingeniero Slim, a quien calificó de exitoso empresario.
El martes seis de noviembre, AMLO se reunió con empresarios a quienes prometió que serán beneficiados, durante su sexenio, con contratos por 90 mil millones de dólares; les otorgará, aseguró, contratos anuales equivalentes a 15 mil millones de dólares; y por si eso no los había convencido, AMLO les ofreció los proyectos de infraestructura del nuevo gobierno: la construcción del Tren Maya, la modernización de seis refinerías y la construcción de una más, así como otorgarles contratos en Pemex y en carreteras.
Slim ha declarado que conoció personalmente a López Obrador en 2001, cuando el político resultó electo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal; el tabasqueño lo invitó a invertir en Reforma y el empresario de grupo Carso aceptó remodelar e invertir en el Centro histórico. Cuando aquellos proyectos concluyeron, el trato se volvió frío y distante. Hoy la historia se repite; tras las diferencias por la cancelación del NAICM, la “amistad” se ha vuelto a enfriar y la posibilidad de que antes del 1o de diciembre el empresario y el político fumen la pipa de la paz cada vez es más lejana; por el contrario, las diferencias podrían ahondarse. Carlos Slim y López Obrador tendrán que demostrar quién es el más fuerte.
El clímax no político…
Felipe Calderón, como ya se había vislumbrado al decir junto con su esposa Margarita Zavala crearía un partido político, este domingo renunció al Partido Acción Nacional. Tras la elección en el interior del partido donde Marko Cortés resultó ganador para dirigir al panismo, se rumora y se comenta que tras la renuncia del ex presidente de México, hablar otras, es decir que la desbandada en el PAN va a continuar.
Y a quien se le siguen complicando las cosas es al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pues el grupo parlamentario de Morena en el Senado, que está integrado por 58 de los 128 legisladores de la Cámara Alta, respaldó ayer la iniciativa de su coordinador, Ricardo Monreal, para eliminar las comisiones bancarias; esto a pesar de que el viernes AMLO, había dicho que su gobierno no impulsaría reformas contra los bancos. Entonces… ¿por qué «sus legisladores» siguen declarado que esa iniciativa sigue?, ¿acaso ya tan rápido se le están revelando sus senadores? Solo son preguntas de no muy complicada respuesta. Por el momento, querido lector, es todo.
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