Miguel Ángel Casique Olivos
Movido nomás por el puro morbo de ver toda la lista de “programas y acciones en beneficio de los mexicanos” que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, enumeraría en el programa de televisión “Tercer Grado” que se transmitió la noche de este lunes 19 de noviembre, me dispuse a escuchar con cierta atención lo que diría tras ser cuestionado por los periodistas que ahí participan; avanzado el programa, me preguntaba si esta columna podía pertenecer al 10 por ciento de las 100 columnas periodísticas que, AMLO dijo ahí, hablan “bien de él”, o al 90 por ciento de las que “no están de acuerdo” con la cuarta transformación que viene encabezando.
Lo cierto es que no hay muchas opciones ni posibilidades de entrar en ese 10 por ciento, pues el mismo gobierno electo va dando de qué hablar y cómo deben hablar los medios de comunicación; él va diciendo, con lo que plantea y dice, qué deben decir los medios y cómo lo deben ver y analizar, basados en la realidad social y política. Los temas de los que habló eran obvios, de la corrupción, tema preferido desde que estaba en campaña, pero ahora refirió que no va a perseguir actos de corrupción antes de que tome posesión el 1º de diciembre, lo que hará en este terreno, será al día siguiente.
También como es natural, habló de las “Consultas” que serán muy recurridas en su gobierno; aquí dejó claro que como es un “gobierno demócrata” y dado que la gente quiere ser tomada en cuenta, la consulta sobre la construcción del nuevo Aeropuerto que ya se realizó, la del Tren Maya y los programas sociales que se harán el 24 y 25 de noviembre, se hacen rápidamente porque la política es tiempo. Vaya justificación, por eso se hacen a prisa las consultas, violando el artículo 35 de la Constitución y no tomando en cuenta el Instituto Nacional Electoral.
Según lo que dijo, no había que esperar mucho tiempo para tomar decisiones, porque había de comenzar a atacar y acabar con la corrupción que ya había en la construcción de Texcoco; y aunque admitió que hubo un impacto en la cotización de peso, un costo que tendrá que pagar el mismo gobierno, dijo que el Presupuesto va alcanzar para cubrirlo y cumplir sus promesas de campaña de mantener estabilidad económica.
También habló de la Guardia Nacional como único organismo que habrá para mantener la paz y la seguridad del país, pero aquí dijo que, la decisión de mantener las fuerzas armadas en tareas de seguridad fue a que la policía federal estaba en un pésimo estado; y aunque hay que reconocer que en este bloque de preguntas fue claro al señalar que una de las formas para combatir a la inseguridad es dando opciones a los jóvenes, habló de 16 millones de jóvenes que padecen pobreza, que junto con el resto de la población empobrecida, dicen algunos económicos y especialistas, cerca de 100 millones, serán la parte estrategia para pacificar el país; un buen punto, pero contra 99 que no están bien planeados.
Tras el tiempo que ha dedicado Obrador a su “planeación” antes de tomar el poder; lo que resulta es que él sigue viendo que a partir del 1º de diciembre ya no habrá corrupción porque él y su gobierno son honestos; y también tras quitarse de encima las críticas sobre las consultas, dice y asegura que él y su gobierno son incapaces de cometer un fraude.
Entonces volvió a negar que las consultas sean una simulación o herramienta para “reafirmar” decisiones que ya él ha tomado, como la 2da consulta que vendrá en los próximos días; consulta que al anunciarse fue acompañada de dos cosas: primero, que el 16 de diciembre se inicia la construcción del Tren Maya y, segundo, que se hará la consulta el 24 y 25 de noviembre. A cualquiera se le ocurriría, ¿qué se va a preguntar si ya se tomó la decisión de iniciar la construcción?, ¿cambiará esa decisión si la población, con la “consulta”, dice que no quiere el Tren Maya?. Usted tiene la respuesta.
Además, quedó claro nuevamente, con acusaciones, que sus adversarios son conservadores por no estar de acuerdo con él y que no quieren “cambios” con la cuarta transformación; también aseguró que son corruptos. Discrepar con López obrador es ser conservador, coincidir con él es ser parte del pensamiento liberal; los buenos y los malos como en alguna película de ficción.
También llamó la atención y se le veía en las manos, quizá con algunos brotes de ansia y de autoritarismo gubernamental más que con decisiones férreas de cambiar de fondo los problemas del país, que dijera y confesara una vez más que ha hecho todo para que el 1o de diciembre entre y tenga bien tomadas las riendas del poder, dejó claro que su gobierno no estará supeditado a intereses económicos.
Obrador sigue convencido que sólo él y su gobierno van a cambiar el país una vez que tome el poder y tenga el privilegio de mandar, se ve que no borra de su cabeza que la corrupción la acabará el día 1ºde diciembre, que la gente tendrá empleo y dejará de ser pobre, además de que la inseguridad va a desaparecer casi en automático. Pensar así no sólo es una utopía porque no se puede lograr, sino que es estar queriendo engañar al país y llevarlo a una nueva manipulación (y ya incluye el reparto de dinero que hará vía programas sociales “sin intermediarios” a la población), todo con miras a una nueva elección, donde quiere seguir teniendo el respaldo de esos 30 millones de mexicanos que votaron por él, pero la realidad dice que, ni ahora ni en los próximos meses “, los volverá a tener.
El clímax no político…
En este espacio dijimos hace unos días que sólo era cuestión de tiempo para que los dueños del poder económico y López Obrador se comenzaran a poner de acuerdo; porque a él no le conviene tener de enemigo al poder económico, que en realidad es quien gobierna y manda en el país; pues este lunes, el hombre más rico de México, Carlos Slim, dijo que en el gobierno de AMLO habrá certidumbre; casi, casi que no hay por qué preocuparse, pues todo será amor y paz. Por el momento, querido lector, es todo.