- Especialistas del INAH accedieron por primera vez a la cueva de Balamkú que resguarda más de 200 incensarios inalterados
- El estudio de este santuario subterráneo ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá
Más de 200 incensarios tipo Tláloc, así como braseros, vasijas, cajetes, malacates y metates miniatura que forman parte de siete ofrendas, han sido descubiertas en la cueva Balamkú, ubicada a 2.7 kilómetros al este de la Pirámide de El Castillo o Templo de Kukulcán, en Chichen Itzá.
Hace más de 50 años ese santuario subterráneo de Chichen Itzá fue descubierto de manera fortuita por un grupo de ejidatarios, pero fue cerrado casi inmediatamente. Ahora, especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comandados por Guillermo de Anda, han trabajado en el sitio desde hace tres años.
En conferencia de prensa, Guillermo de Anda consideró que se trata del hallazgo más importante realizado en la Península de Yucatán después del realizado en la cueva de Balamkanche, el cual ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá.
El difícil acceso a la cueva, dijo, también habla de lo sagrado del lugar y el esfuerzo que tenían que hacer los mayas de aquel tiempo para llevar las ofrendas a Tláloc, seguramente en una época de sequía.
Pedro Francisco Sánchez, coordinador Nacional de Arqueología del INAH, señaló que ha sido una grata sorpresa haber accedido a este espacio místico y sumamente complicado con aberturas de no más de 50 centímetros.
Balamkún, apuntó, es un depósito de ofrendas maravillosas y únicas, compuestas por braseros, vasijas, jades y cenizas.
Este hallazgo, cuya investigación por parte del INAH cuenta con el apoyo financiero de la National Geographic Society y la Universidad de California en Los Ángeles, permitirá avanzar en el conocimiento de Chichen Itzá y en la búsqueda de la entrada al cuerpo de agua que supuestamente se encuentra debajo de El Castillo o Templo de Kukulcán.