En la carta que le envió al Rey Felipe VI de España, el 1 de marzo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador propuso al monarca que el perdón exigido por los abusos cometidos en la Conquista se hiciera en una ceremonia pública y oficial.
«El Gobierno de México propone a su Majestad que se trabaja a la brevedad, y en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021 una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados», planteó el Mandatario mexicano.
«Y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones una nueva etapa plenamente apegada a los principios que orientan en la actualidad a nuestros respectivos Estados».
Con base en una copia del documento en poder de REFORMA–que se trata de un «manifiesto»–, López Obrador estima que el consentimiento de la Corona española podrá «brindar a las próximas generaciones de ambas orillas del Atlántico los cauces para una convivencia más estrecha, más fluida y más fraternal».
El tabasqueño argumenta que la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán en 2021 y, paralelamente, de los 200 años de vida independiente de México, abre un periodo ineludible la reflexión «ante hechos que marcaron de manera decisiva la historia de nuestras naciones y que aún generan encendidas polémicas en ambos lados del Océano».
«Sin afán de ahondar en ellas, su Majestad, me ciño a los hechos: la incursión encabezada por Cortés a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor; comenzó como un acto de voluntad personal contra las indicaciones y marcos legales del Reino Castilla y la conquista se realizó mediante innumerables crímenes y atropellos», expuso.
«Tanto en la conquista como en el proceso de colonización que siguió se cometieron incuantificables violaciones a las leyes entonces vigentes; entre las más públicas y notorias, se vulneró el principio del quinto real; se impuso le fe y se construyeron templos católicos sobre las antiguas pirámides y con los materiales de éstas».