OPINIÓN INVITADA: Dimas Romero González*
Con sendos balazos a la conciencia de la opinión pública, lanzados desde El Imparcial de Oaxaca (al que de paso le recomiendo revisar el trabajo de sus reporteros o por lo menos el de su editor) por Miguel Ángel Maya Alonso, la credibilidad del diario quedó expuesta como el Tigre de Santa Julia, al hacer eco vergonzoso del discurso presidencial que sataniza, sin pruebas de por medio, a las organizaciones sociales, como primer paso para acabar con ellas. Veamos por qué lo afirmo.
“Entre el chantaje y la complicidad gubernamental. Organizaciones sociales aceptan paz a billetazos”, espeta el calumnistaen el primer ataque, para luego hablar del discurso de un servidor, a quien busca vencer con infundios, a falta de argumentos: “no venimos por dinero, sino por obras, grita a todo pulmón uno de los dirigentes de una organización campesina, una de tantas que existen en el estado de Oaxaca; frente a los edificios de Ciudad Administrativa, los indígenas de varias comunidades, muestran su fuerza”.Alevosamente, el prevaricador de oficio evade nombrar a la organización y al dirigente a los que alude.
Acto seguido, lanza los supuestos datos duros; “Más de mil 300 millones de pesos gastó la Secretaría de Gobierno en la solución de conflictos sociales, políticos y religiosos del 2013 al 2018. El dinero se cataloga en el concepto “gobernabilidad democrática”, el cual tiene como objetivo mantener La Paz en la entidad, es decir, solucionar los conflictos con organizaciones sociales, políticos, agrarios y religiosos, esto de acuerdo con los reportes anuales de la Secretaría de Finanzas”.
Para que no quepa duda de que los datos que presenta son pruebas irrefutables del chantaje que afirma, los embadurna con el argumentumad verecundiam, una socorrida falacia, según la cual, un argumento es verdadero si quien lo ha dicho tiene autoridad en la materia; amparado en ella, recurrió a los gurús advenedizos que preparan el terreno para desaparecer a las organizaciones: “En el estudio, ‘Corrupción y los Grupos de Poder en México’, del investigador Salvador Alejandro Hernández Aguilar, se califica a las organizaciones sociales como una de las tantas formas de corrupción que existen en México, los cuales toman la protesta publica como estandarte de defensa de las causas justas, sin embargo llevan consigo un interés de fondo que consiste en debilitar a la estructura del gobierno, obtener recursos económicos, fomentar el desorden y la anarquía, secuestrando la tranquilidad social de las mayorías”.
Satisfecho de su hazaña, en una serie de datos mal cosidos, como cola de papalote mal hecho, amontona las distintas organizaciones en dos grupos: las que tienen “registro”, en su mayoría sindicatos, y las que “no tienen registro”, colocándonos entre estas últimas, “en tanto el Movimiento Antorcha Campesina, se auto define como una asociación política y es una de las que mas historias tiene, pues se creó en 1943 (sic).Así, sin prueba de nada.
Ya el Ingeniero Aquiles Córdova Morán, Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, ha dado respuesta puntual a los infundios en que se afirma que somos una organización que vive del chantaje y la presión política; también ha retado a quienes los sostienen a presentar las pruebas, y aún seguimos esperando que las presenten. Aquellos que nos juzgan prejuiciadamente, afirma, pueden clasificarse en dos grupos: “el primero, formado por quienes ingenuamente, sin hacer un análisis crítico, creen a carta cabal, lo que los medios de información difunden, sin ponerse a pensar que lo que publican está sujeto, la mayoría de las veces, a su carácter de negocios; el segundo, donde se forman quienes difunden la información, ya sea como periodistas o como analistas, que aprisionados en la camisa de fuerza que representa su concepción acerca del medio en el que se desenvuelven, tan acostumbrados como están a convivir con un ambiente de corrupción, de venta y compra de los espacios noticiosos y el chantaje y la presión hacia los gobernantes, no pueden concebir que alguien no se rija por el estándar con que ellos se rigen”.
A estos últimos pertenece Miguel Ángel Maya, porque mete en el mismo costal de sus prejuicios a todas las organizaciones en Oaxaca, atacando de bulto con el estereotipo, sin molestarse en probar sus acusaciones, envilecido por el medio en que se desenvuelve, lanzando ataques a diestra y siniestra, para que en interés de cuidar su imagen, le lancen algunos mendrugos al suelo en el que se ha colocado. No pretendo hablar por los demás, cada quien sabrá defenderse según sus medios, pero en Antorcha no pagamos por imagen, y nos manifestamos rotundamente en contra del artilugio del que se sirve el periodista en cuestión. El que haya registros de asignación de recursos para organizaciones, no significa que la nuestra, nada más porque a él se le ocurre, sea una de ellas; además de que pseudo estudios, como el de Salvador Alejandro Hernández Aguilar, no prueban nada, pues éste no sale del campo de las suposiciones y generalizaciones. El recurso ad verecumdiam,es válido cuando lo que se presenta está sustentado en pruebas y demostraciones, no en suposiciones a la medida del gusto de quien las hace y quien las usa.
Por lo demás, no me interesa discutir con él al respecto de lo que publica, porque acusa o por interés económico o por quedar bien con el gobierno federal, con mis argumentos doy por zanjada la cuestión. Escribo esencialmente por dos razones, en primer lugar, para pedir a quienes actúan de buena fe o por lo menos sin tener un prejuicio hacia Antorcha y hacia las organizaciones, que nos juzguen no por lo que se dice de nosotros, sino por lo que se sepa de primera mano, por nuestros resultados en las causas y sectores sociales que defendemos.
En segundo, para hacer un llamado a las organizaciones de la llamada sociedad civil, a que veamos que con estos ataques se trata de acabar con el último recurso legal que tienen para su defensa los individuos ante el inmenso poder de las autoridades y del Estado como tal, que es necesario que revisemos nuestra táctica y métodos de lucha, para no dar pretexto a que se nos siga satanizando, que aprovechemos los ataques para reafirmar nuestro compromiso con los pobres de nuestra patria, y de ser posible, nos unamos para luchar por la única y verdadera causa que solucionará los problemas fundamentales de los mexicanos, es decir, que unidos y por tanto, fortalecidos, nos aprestemos a librar una decidida batalla contra la injusta distribución de la riqueza social, que origina la pobreza y todos los males que esta conlleva. Que debemos ver en esta guerra contra la organización social de las masas populares, una prueba de que el gobierno federal encabezado por el Presidente de la República, a pesar de que se declara un día sí y otro también, como enemigo irreconciliable del neoliberalismo y de la “Mafia del Poder”, en los hechos está preparando lo necesario no solo para mantener el actual estado de las cosas, sino para acabar con las pocas herramientas que tienen los sectores pobres de nuestro país para su defensa, y prepara el peligroso terreno para una dictadura en la que se impongan los valores morales, las leyes y las instituciones que permitan al modelo económico actual (neoliberalismo) seguir existiendo, a pesar de que cada vez se ahondan más las contradicciones entre la riqueza que se genera y la precaria distribución entre la clase trabajadora, que es la que la genera.
He aquí la razón por la que se ha desatado una guerra contra las organizaciones, a quienes se acusa de intermediarias sin que se demuestre, y he aquí por qué es peligroso el que se permita que los aduladores de los poderosos hagan eco de esta campaña.
En Oaxaca, el Movimiento Antorchista tiene pruebas fehacientes de sus resultados en favor de los sectores más desprotegidos, no en balde somos la organización más grande y mejor estructurada, de tal forma que aglutinamos a más de 65 mil antorchistas distribuidos en todas les regiones del estado. Invitamos a quien guste, a conocer nuestro trabajo en infraestructura, en el deporte y la cultura popular, etc., a partir de los cuales pueden juzgarnos con elementos en mano y hacerse un juicio propio, más objetivo, y no dejarse inducir por quienes se han arrogado el derecho de decidir lo que debemos pensar. Sea.
* Dirigente del Movimiento Antorchista en el estado de Oaxaca.