Miguel Ángel Casique Olivos
Aparte de los muchos problemas que enfrenta el país, uno no tan nuevo y que se sigue heredando de año en año, de generación en generación y sobre todo de sexenio en sexenio, es la grave falta de vivienda, pues su insuficiencia es un problema que tienen que enfrentar la mayoría de los países del planeta; y aunque en cada uno de ellos cambia, por la economía y características sociales o el gobierno en turno de cada nación, hay factores que son comunes y que agudizan el problema.
Se sabe desde hace décadas que los países subdesarrollados, por la falta de políticas públicas eficaces, no tienen la capacidad para dar una respuesta al crecimiento de la población con nuevas viviendas, adecua-das y en número suficiente para las necesidades de su población. México es un ejemplo, pues aunque es la decimocuarta economía del mundo, tiene una crisis en muchos otros sectores de su infraestructura, por su distribución de riqueza es el país más desigual, según la OCDE.
Nuestro país no se escapa de la crisis de vivienda, situación que se agrava en las metrópolis, la Ciudad de México es una de ellas, donde ahora viven alrededor de 10 millones de mexicanos. Desde 1952, alrededor de un millón de viviendas necesitaban ser reemplazadas y otro millón necesitaba reparaciones; en los años sesenta se agudizó la necesidad de construir 220 mil nuevas habitaciones para enfrentar el crecimiento de la población; ahora, la situación es más grave.
En El problema de la vivienda en México, estudio de Fernando Carmona, publicado en la revista Investigación Económica, ya para 1952, hace 67 años, más del 50 por ciento de las habitaciones del Distrito Federal eran inadecuadas; según esos datos, en ellas habitaba el 58.5 por ciento de la población; los “tugurios” alojaban al 33.6; las casas proletarias hospedaban al 14.2 por ciento y la forma de “barraca” reunía al 10.7 por ciento ; “solo el 41.5 por ciento de los habitantes vivían en casas regeneradas, y 15 por ciento vivía en habitaciones completamente adecuadas”.
La realidad no ha cambiado mucho, según la Encuesta Nacional de los Hogares, realizada en 2016 y publicada por el Inegi, los 122 millones de mexicanos están distribuidos en 32.9 millones de hogares, de los cuales 14 millones no son dignos; según otros estudios, México tiene una demanda anual cercana al millón de viviendas; la falta de hogar grita atención inmediata de las autoridades correspondientes, pues el pueblo mexicano se hunde en la pobreza y la miseria.
En los años setenta, los gobiernos hicieron esfuerzos por crear compradores de vivienda con el objetivo de generar patrimonio, así se crearon el Infonavit y el Fovissste, cuyo objetivo era brindar financiamiento a los trabajadores del sector público y privado para construir una casa. Más adelante, en los años noventa, la drástica devaluación del peso detuvo la oferta de vivienda; y en 1997 el Infonavit, en su reporte El estado de la vivienda en México dio paso a los créditos hipotecarios y a partir del año 2000 logró financiar espacios accesibles para una parte del sector social; pero eso tuvo como efecto secundario un mayor desplazamiento de la población, cero créditos para mayor número de familias, precios inalcanzables, financiamientos limitados y bancarrota de prestamistas.
La población sigue creciendo y ahora ya se habla de 130 millones de mexicanos; por tanto, el problema de vivienda es mayor. La solución no es fácil y si se quiere atacar el problema se tendrán que tomar medidas económicas; también se tendrían que coordinar esfuerzos y recursos financieros y la experiencia que ya han adquirido algunas instituciones encargadas de construir vivienda. La participación del sector privado es indispensable, pero el gobierno debe tomar la batuta en sus manos; sin embargo, lo que se ve con el nuevo gobierno morenista es que en lugar de identificar los principales problemas de México y atacarlos, retiró y desapareció programas sociales que en algo venían ayudando.
En el Presupuesto de Egresos 2019 se eliminó el Programa de Acceso al Financiamiento de Soluciones Habitacionales con el argumento de que los recursos se aplicarían en el nuevo Programa para Vivienda Social, con una bolsa de mil 717 millones de pesos. Ante esto la Cámara Mexicana de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda declaró que la medida “propiciará una profunda crisis habitacional y laboral entre los mexicanos más necesitados”.
En menos de dos meses habrá transcurrido el primer semestre del gobierno de AMLO; sigue ausente un verdadero plan para que la Cuarta Transformación ataque la falta de vivienda; en el gobierno resulta difícil pensar en una solución a mediano y a corto plazo. A todos lo mexicanos nos queda claro que tenemos mucho qué hacer y que hay con qué hacerlo, nuestro país tiene muchos recursos, pero es de los más desiguales y contrastantes. Tarde o temprano, las cosas tendrán que cambiar.
El clímax no político…
Según información publica, Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno, está en la mira de un tribunal; y es que, según, se encuentra en desacato y podría enfrentar sanciones de un tribunal federal por no modificar el uso de suelo del predio de Montes Apalaches 525, ubicado en la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, de área natural protegida a habitacional, como lo ha solicitado Inmobiliaria Trepi.
Según el el alcalde de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, detalló este domingo que este juicio no puede perderse porque fijará el criterio para resolver otros litigios de desarrolladores que pondrían en riesgo más de 85 hectáreas del bosque. El gobierno federal y las autoridades locales preparan una estrategia jurídica para evitar cambiar el uso de suelo del predio, informó el alcalde, en una reunión con vecinos y autoridades. Por el momento, querido lector, es todo.
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Columna publicada hoy en la la revista Buzos de la Noticia y en los diarios digitales: esnoticiahoy.com,radioexpresionmexico.com, elasertivo.com,argonmexido.com, estado20.com y elespectador.com.mx