Pocas enfermedades tienen un efecto tan negativo en la vida de los niños y adolescentes como es el asma persistente o de difícil control, ya que además del impacto físico y económico que conlleva, existen desafíos psicosociales en el hogar o colegio que los afectados deben superar. Aunque después del diagnóstico su atención debería ser relativamente sencilla, a menudo pacientes y familiares subestiman la gravedad y aumento progresivo de síntomas como tos, falta de aire u opresión en el pecho, dando lugar a las llamadas crisis o exacerbaciones, que son el principal motivo de urgencias, hospitalización, ausentismo y bajo rendimiento escolar.
Por ello, “es importante que los padres estén bien informados sobre cómo ayudar a sus hijos con asma, pues de no hacerlo pueden ver limitadas sus actividades cotidianas. Además, hay personas que se sienten tan mal que llegan a deprimirse y aislarse”, comentó la actriz mexicana Mariana Avila, quien desde hace más de 30 años vive con este padecimiento que afecta a 300 millones de personas en el mundo1, de las cuales cerca de 250 mil fallecen cada año por su causa.
urante su participación en la rueda de prensa, con motivo del Día Mundial del Asma (7 de mayo), la también conductora de televisión expuso que es un problema respiratorio complejo que genera angustia a quienes lo sufren. “En mi caso, desde pequeña supe que algo no andaba bien. Cuando jugaba, hacía deporte o me estresaba, tosía mucho, mi pecho silbaba y me faltaba el aire. Me daba pena que por las noches roncara como un señor de más de 60. Para evitarlo, dormía sentada y tenía miedo de no poder respirar y morir. Tristemente, debido a un erróneo diagnóstico de alergia, pasé toda mi niñez sin una terapia adecuada. Fue hasta los 20 años de edad que, después de varios estudios, una neumóloga-pediatra del INER me la diagnosticó y controló”.
Hoy, Mariana tiene una vida plena y sin limitaciones gracias a que en la última década aprendió a conocer su cuerpo, el cual cuida todos los días con ejercicio, un plan de alimentación y apego al tratamiento indicado por su médico. “Si a mí me hubieran detectado y atendido el asma a edades tempranas, mi historia sería distinta. Cada vez que puedo hablo con mis amigas, que tienen niños pequeños, para explicarles la importancia de la detección temprana y de contar con una terapia inhalada de mantenimiento que alivie los síntomas y mejore su calidad de vida. No quiero que ninguno sufra como yo. Ellos tienen derecho a jugar, a no vivir con miedo y a ser felices”, destacó.