Miguel Ángel Casique Olivos
Tras la decisión del Tribunal Federal que ordenó que se debe frenar la construcción del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía hasta que el gobierno compruebe que hay dictámenes y permisos ambientales, la respuesta del presidente mexicano fue muy simple y llana, «Los corruptos no quieren Santa Lucía» y les «molesta» porque tenían un negocio «amarrado» en el proyecto en Texcoco que, por cierto se comenta, los trabajos en esta zona no han sido detenidos en su totalidad.
La orden del Tribunal no fue tan sencilla pero como existen ya 147 amparos que han tramitado organizaciones civiles y empresarios en cinco entidades tras la cancelación del Aeropuerto en Texcoco, ya no hubo más opción; sin embargo, llama también la atención que con más fuerza el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, se refirió al presidente López Obrador y le dijo que ya deje de lanzar «acusaciones vacías o amagos de que son cortina de humo», y que si tiene evidencias de corrupción que lo denuncie.
De acuerdo al propio gobierno federal hay que esperar todo junio y los primeros días de julio para que esté listo el estudio del impacto ambiental de Santa Lucía; pero ¿cuál va a ser la tónica y el giro de ese estudio?, si los especialistas lo hacen correctamente y no son presionados por el dedito de AMLO, el estudio va a reforzar los 147 amparos y el proceso va a seguir y como dice el mismo presidente la razón podría imponerse y no sería favorable para él; porque ya el usar la bandera de la corrupción para todo se ha vuelto una muletilla presidencial que ya no le está dejando buenos resultados.
Al parecer el presidente sigue sin darse cuenta que las banderas de campaña son unas y las banderas del político que se encumbra como mandatario de una nación deben ser otras, basándose en el cumplimiento de las primeras; tampoco ya no puede ser promesa tras promesa porque ya a diario en las redes sociales y entre la población hay inconformidad reflejada ayer, por ejemplo, con el hashtag #AMLOExijoMiBeca que duró alrededor de cinco horas en los temas más mencionados (#TT) y donde miles de jóvenes exigieron al presidente cumpla su promesa de apoyar con becas al estudiantado del país; algunas cifras que se manejaron es que hay alrededor de 50 mil jóvenes que ya fueron censados y que no han recibido el apoyo y existen otros miles que ni siquiera por el filtro del censo han pasado.
La frase de «Los corruptos no quieren Santa Lucía» ya no tiene ningún sentido y es una salida muy burda del presidente López Obrador; pero él no logra entenderlo y sí, por el contrario, sigue imponiendo su agenda al resto de su gabinete; y si no fuera porque algunos colaboradores muy cercanos a él tienen contratos de trabajo donde algunas cláusulas no les permiten renunciar, se seguiría quedando solo y su aprobación de entre el 60 y 70 por ciento tendrá que ir bajando más en las próximos días; algo ya muy notorio en las transmisiones en vivo de sus discursos públicos como en Veracruz donde los mexicanos que seguían la transmisión no rebasaba ni las cuatrocientas personas.
El clímax no político…
Que el alto abstencionismo en las elecciones que se llevaron a cabo este domingo 2 de junio en seis entidades del país se debe al desgaste ciudadano de tener muchos procesos electorales, así lo dijo Edmundo Jacobo Molina, secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral, que no pudo negar que en Puebla la cifra del abstencionismo sí fue sorprendente; y es tan fuerte que solamente por Morena (sin Coalición) con su candidato Miguel Barbosa logró 390 mil 805 votos cuando en julio pasado había logrado más de un millón de sufragios. ¡Y… los votos Apá!
Lo que el funcionario del INE no comenta es que ese abstencionismo también se debe, y quizá sea la razón principal, a que los mexicanos ya están hartos de tantas promesas de sus candidatos y que por ningún lado se ven verdaderas propuestas que ataquen la miseria y pobreza en el país; además de que una vez encumbrados en el puesto que deseaban los políticos se olvidan completamente de sus promesas y de sus gobernados. La inconformidad social es el verdadero padre del abstencionismo. Por el momento, querido lector, es todo.