Por: Adriana Argudín Palavicini. Colaboración invitada. Se dice que Jesús, entre uno de sus tantos milagros, llevó a cabo la multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a toda una multitud; en una primera ocasión, partiendo de cinco panes y dos peces alimentó a cinco mil personas, en la segunda, con una cantidad similar de alimento, pudieron saciarse cuatro mil. En el mundo en que vivimos no es posible que se den ese tipo de milagros, pues para que los panes y los peces se multipliquen tiene que haber producción, que es un fenómeno material en el que interviene prácticamente toda la sociedad.
Como resultado de la “negociación” entre funcionarios de la Cuarta Transformación (4T) y de la administración del presidente de EE.UU., en la que se obligó a nuestro país a recibir a los centroaméricanos que están en suelo norteamericano en tanto se resuelve su petición de asilo, así como a frenar el flujo migratorio a través de nuestra frontera sur, so pena de imponer en unos cuantos días aranceles progresivos a los productos mexicanos que se exportan a los EE.UU., la situación económica de México está en un serio peligro. A pesar de ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cuya forma de gobernar se ha destacado por su improvisación, dejando a las claras que no tiene un plan económico de desarrollo serio, respaldado en hechos de la realidad del país, ha hecho declaraciones francamente alarmantes.
Desde que era ya el candidato electo, cuando miles de centroamericanos transitaban por territorio mexicano para llegar a los EE.UU., defendió no solo su derecho de tránsito sino que además les ofreció permanecer en México y trabajar aquí. “Va a haber trabajo para nosotros y los que necesiten de nosotros que vengan de otras partes, porque somos muy solidarios, muy fraternos los mexicanos. ¿Qué decimos en las familias? Que donde come uno, comen dos. Eso es lo que vamos a llevar a cabo, esa solidaridad.” (El Economista, 21-10-2018). Pero, como sabemos, los migrantes siguieron su camino hacia la tierra prometida. Meses después, ya siendo presidente y con el fin de evitar la amenaza de la administración Trump, resulta que el “donde come uno comen dos”, se volvió un acto de fe, pues ahora dijo que “donde come uno comen millones”. ¿Y, cuál es su propuesta para lograr semejante milagro? Según él, atendiendo las causas de la migración y trabajando duro para multiplicar los apoyos, con lo cual, demostraremos al mundo “que sí hay una manera de enfrentar el fenómeno migratorio”. (SDPnoticias.com, 11-06-2019). ¡Esto sí que es una gran noticia, no solo para los millones de mexicanos que han tenido que emigrar a los EE.UU. en busca de trabajo, sino, también, y solo por citar un ejemplo, para todos los parias que a diario cruzan las fronteras de los estados miembros de la Unión Europea!
En el caso de nuestro país, según datos oficiales, en el año 2017 el 98% de todos los migrantes mexicanos en el mundo vivían en EE.UU., ascendiendo a un total 12 millones 680 mil, de los cuales, dos millones 537 mil vivían en pobreza. El 50% de los mexicanos que radican en México vive en pobreza y, de acuerdo con la CEPAL, nuestro país tardará 16 años más para alcanzar la meta de reducción de pobreza, es decir, hasta el año 2035. (Informe Panorama Social para América Latina 2018). Esta situación se está agudizando, pues tan solo en el rubro de la creación de empleos, según acaba de hacer público el IMSS, en el mes de mayo del año en curso se sufrió una pérdida del 88% con respecto a la cantidad generada en mayo de 2018. Y, aunque López Obrador tiene “otros datos”, lo cierto es que la falta de creación de empleos repercutirá en toda la economía nacional.
A raíz de la “negociación” arriba mencionada, podemos decir que ahora “nos llueve sobre mojado”, pues además de que miles de centroamericanos siguen en la frontera con los EE.UU., las autoridades mexicanas han tenido que enviar a la Guardia Nacional para evitar el paso de más migrantes, muchos de ellos igual o más pobres que los mexicanos. ¿Cómo, pues, piensa AMLO resolver este grave conflicto? Información de última hora señala que Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, acaba de anunciar que ofrecerá una ayuda directa –es decir, sin intermediarios– de 30 millones de dólares a El Salvador, “…dentro de un programa que contempla más de 100 millones de dólares” en este año para implementar el Plan de Desarrollo Integral (PDI), elaborado por los gobiernos de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, que atienda las causas de la migración en América Central. Por lo pronto, se dijo que se trata de replicar el programa “Sembrando vida”, para que en El Salvador se siembren 50 mil hectáreas y se dé empleo a 20 mil salvadoreños. ¿De dónde saldrá esa nada despreciable cantidad de dólares? Aún no se dice de dónde, pero no se preocupe Usted, amigo lector, seguramente pronto sabremos de dónde caerá el maná, solo esperemos que no sea de la tan anunciada venta del avión que se adquirió en la pasada administración federal, pues de tantas necesidades que se pretenden cubrir cuando se venda, no creo que alcance.
Para quienes no creemos en los milagros sino en la realidad, esa necia realidad que nos impide escapar por cualquier resquicio que no se apegue a ella, nos queda claro que mientras no se modifique el actual modelo económico las causas que provocan la necesidad de salir de la tierra natal en busca de mejor vida no desaparecerán con gastos de esa magnitud y de esa naturaleza. Mientras ello no suceda, los parias de la tierra seguirán viviendo en la pobreza y seguirán siendo víctimas de todas las calamidades que ella conlleva. Por eso, muy seguramente, Pablo Neruda escribió en su inmortal “Oda a la pobraza”:
Cuando nací, pobreza, me seguiste,
me mirabas a través de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto eran tus ojos los que miraban desde los agujeros.
Las goteras, de noche, repetían tu nombre y tu apellido
o a veces el salto quebrado, el traje roto, los zapatos abiertos,
me advertían.
Allí estabas acechándome tus dientes de carcoma,
tus ojos de pantano, tu lengua gris que corta
la ropa, la madera, los huesos y la sangre, allí estabas
buscándome, siguiéndome, desde mi nacimiento
por las calles.
Ciudad de México, a 20 de junio de 2019.