KADUNA, Nigeria.- «¡Apártense!» Una espesa polvareda se levanta entre los gritos y los bastonazos de adolescentes con sombreros de paja. La multitud se aparta y otra manada de bueyes entra en el recinto, situado en el mayor mercado de ganado de África Occidental: el Agege Market, en Lagos, la capital económica de Nigeria.
Dentro, cientos e incluso miles de cabezas de ganado pisotean el barro y las bolsas de plástico bajo un calor abrasador. Son las 10:00 de la mañana, los compradores llegan y las transacciones pueden empezar.
Cada día se descargan aquí hasta 50 camiones para abastecer a Lagos, la bulliciosa megalópolis de 20 millones de habitantes. El país más poblado del continente cuenta con casi 200 millones de bocas que alimentar. Se prevé que para 2050 sean 400 millones. El mercado de la carne roja y de los productos lácteos, en plena expansión, acompaña este auge demográfico. Se calcula que uno de cada dos consumidores de carne de res en la subregión de África Occidental es nigeriano.
Algunos animales, agotados por el viaje o debilitados por las enfermedades, se derrumban nada más llegar. Tendidos en un lateral, con las costillas bien marcadas, se disponen a morir ante la indiferencia general. Esos no valen gran cosa. Demasiado delgados. El resto de reses, la mayoría, alimentadas con semillas y forraje para que se disparen las subastas, lucen un pelo lustroso y muslos generosos, señal de buena salud.
Todas recorrieron cientos de kilómetros, primero caminando y luego en los grandes camiones de ganado. Todas terminarán su viaje a unos metros de allí, en los grandes mataderos de Lagos. En un aparcamiento mugriento, pequeñas furgonetas refrigeradas esperan pacientemente su cargamento.
Aisha Maila es una de las pocas mujeres que se abren paso en medio de este inmenso caos, en el que se respira un aire blanquecino donde se mezclan los olores de los excrementos animales y del sudor humano. La anciana piensa casar a su hija dentro de unos días y quiere que los festejos estén a la altura del acontecimiento. No tiene mucho dinero, así que viene a aprovisionarse al mercado mayorista. ¿Cuánto por ese gran macho blanco, el de allí? «350 mil» (nairas, es decir, unos 900 euros, algo más de mil dólares). «Demasiado caro», comenta, tornándose hacia otro animal más pequeño, más adaptado a su presupuesto.