ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
Parece que en México, varios políticos de todos los niveles (comenzando por el Presidente de México, seguido de gobernadores, senadores, diputados federales y locales, así como presidentes municipales) desconocen que el avance histórico de los pueblos no se detiene por la represión política o policiaca, parecen creer que para frenar el desarrollo de la sociedad basta con ocultar la realidad que vive a diario la población, que un modelo económico injusto y caduco solo necesita el anuncio de su velorio para quedar enterrado.
El gobierno de la 4T ha dicho que no habrá represión para el pueblo, que éste puede protestar y que no usará a la policía; pero ahora echa mano de la Guardia Nacional para coartar el derecho a la libre expresión. Basándonos en el cumplimiento de sus promesas de campaña, podemos formular la hipótesis de que también en este tema irán cambiando las cosas, se han presentado ya algunos casos de represión política mediante la fuerza pública.
Quizás Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no aliente directamente la represión, pero no es necesario que lo haga si todos sus discursos animan a sus seguidores a tomar esa decisión, si cada vez que toma la palabra sataniza, agrede, calumnia y reprime “verbalmente” a los mexicanos que han decidido formar parte de alguna organización social. La historia de la sociedad demuestra que a la represión física la precede la represión verbal.
AMLO ha declarado en 95 ocasiones, con un discurso perfectamente memorizado, que su lucha contra la corrupción es también para erradicar a los “intermediarios”, que se quedaban con los apoyos destinados a los grupos vulnerables; pero que ahora estos apoyos van a bajar de manera directa; ha señalado una y otra vez a la “Antorcha mundial” como un grupo intermediario; y la referencia es obvia, se trata del Movimiento Antorchista, a quien acusa y calumnia sin pruebas.
Su estudiado ataque busca convencer a la opinión pública de que el problema principal de México es la corrupción y que los intermediarios, por ser responsables del desvío de recursos, deben ser castigados, maldecidos, y si fuera posible, eliminados. Este discurso descalifica por igual a todas las agrupaciones y evidencia a su promotor como enemigo de la organización popular.
Su discurso de odio ha dado frutos. Dos gobiernos que históricamente han sido priistas de hueso colorado viraron con los “vientos morenistas de cambio” y han adoptado como suya la visión del nuevo gobierno. Se trata de los gobiernos de Hidalgo y del Estado de México, encabezados por Omar Fayad Meneses y Alfredo del Mazo Maza.
El primero de ellos fue denunciado por miles de hidalguenses, porque aunque es un estado donde 58 por ciento de la población vive en pobreza, su gobernador se niega a escuchar las demandas populares de obras y servicios. Como protesta, el 10 de abril, los hidalguenses instalaron un plantón que el gobierno estatal sigue ignorando.
La situación se agravó entre el 29 de mayo y el 11 de junio, cuando un grupo de colonos y estudiantes, durante un evento, le solicitaron una audiencia al gobernador; la respuesta fue una valla formada por cientos de policías estatales, fuertemente armados y acompañados de perros amaestrados.
Para responder a la ofensiva campaña presidencial contra Antorcha, miles de mexicanos organizados han decidido presentarse en cada uno de sus eventos para pedir respetuosamente que cesen las calumnias, además de exigir respuestas claras de cómo se resolverá la falta de obras y servicios para la población, pues el Ramo 23, destinado a esto, fue eliminado de un plumazo.
El pasado 24 de julio, un día antes de la visita de AMLO a Ecatepec, el secretario general de gobierno del Estado de México, Alejandro Ozuna Rivero, amenazó a la dirigencia antorchista mexiquense de que si se hacían presentes en el evento “podría desatarse la violencia y hacerse un escándalo nacional, porque AMLO y Morena los van a agredir”.
La amenaza fue denunciada por la organización, primero en una conferencia de prensa y después con miles de afiliados que iniciaron una campaña en redes sociales con el hashtag #OzunaLordAmenzas, que se mantuvo como tendencia durante seis horas.
Al día siguiente del citado evento, la Secretaría General de Gobierno lanzó un comunicando llamando “a privilegiar el diálogo por encima de la confrontación y el encono”; ¿y las amenazas de violencia de Ozuna Rivero deben quedar olvidadas?
AMLO está logrando que su discurso tenga impacto. Los gobiernos del Estado de México y de Hidalgo funcionan ahora como escudos represivos y con ello buscan el favor del Presidente y su partido; pero no se dan cuenta que el árbol guinda se quema rápidamente y que el fuego emana de un pueblo que los consumirá si se empecinan en seguir esa política servil. En México, los políticos del viejo PRI no terminan de entender la historia. Por el momento, querido lector, es todo.