Joselito Adame se convirtió en el máximo triunfador de la corrida celebrada este miércoles en la plaza de toros “Frascuelo” que lució pletórica en una gran tarde de toros en la que Diego Silveti perdió los trofeos con la espada, y Leo Valadez, cuajó a su lote, en actuaciones en los tres tercios, estando también errático con la espada. Adame recibió de manos del empresario Manuel Azcona, de Centauro, el trofeo “Frascuelo”, que estuvo en disputa.
“Viajero”, de 515 kilos, abre plaza para Joselito Adame, que toreó bien de capa, dibujándose con el lance natural por excelencia. El torero hidrocálido se recreó por chiquelinas antiguas, gustándose en el quite. Joselito Adame realizó un emotivo brindis a su padre, Don José Guadalupe, quien ha sido un sólido pilar. Adame en su trasteo muleteril se encontró con un toro noble, que se empleó con calidad, y que tuvo potabilidad más clara por el pitón derecho. Cuajó series toreando con reposo y naturalidad, en una faena de de buen corte. Mató de gran estocada para cortar dos orejas.
Diego Silveti lidió a “Aventurero”, de 520 kilos, ejemplar que no fue fácil y al que toreó con técnica y solvencia, con pasajes voluntariosos, y siempre entendiendo al astado de Begoña; pesado con la espada, dividió las opiniones y escuchó un aviso tras estar pesado con la espada.
“Aviador”, tercero de la tarde, tocó en suerte al hidrocálido Leo Valadez, que nuevamente hizo vibrar con un quite por chiquilinas para después poner la emoción en el tendido con tres buenos pares de banderillas destacando el tercero que fue al violín y que puso al respetable de pie. En su faena de muleta cuajó una faena importante a un toro noble y con clase, el hidrocálido se enfibró con series acompasadas, y templadas, además de que tuvo una entrega total, toreando de hinojos, cerrando con manoletinas de rodillas. Los trofeos se fueron con la espada quedando en palmas.
Con el cuarto de la tarde, Joselito Adame estructuró una faena de poder ante un toro que no regaló nada. La madurez del hidrocálido se reflejo de principio a fin en una actuación de mucho contenido en la que la afición le reconoció su entrega. Cortó una oreja.
El quinto de la tarde, “Apasionado”, fue un toro que colaboró en la muleta del matador de toros Diego Silveti, que tuvo un buen saludo capotero y con la muleta cuajó muletazos de nota, y profundidad, construyendo así una faena con pasajes de valía que no coronó con la espada, siendo aplaudido.
“Andante”, el cierra plaza para Leo Valadez, que tuvo alma y corazón, en entrega de principio a fin, comenzando su labor de hinojos. Con hondura y suavidad toreó Valadez a un buen ejemplar de Begoña que tuvo poca duración pero que regaló series de mucha calidad. Leo puso todo lo que al final de la faena le faltó al toro, con raza, actitud, y conectando con fuerza con la afición. (Raúl Tavera).