ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
Los datos más recientes del Semáforo Delictivo Nacional (SDN) señalan que en julio de este año subieron el secuestro, la extorsión, el narcomenudeo; los robos de vehículos, a casas y a negocios; la violencia familiar y los feminicidios, y que se levantaron dos mil 547 carpetas por homicidios. El indicador de este último delito generó la mayor preocupación, porque al finalizar el primer semestre colocó a México con una tasa cinco veces superior a la mundial, y porque observa una tendencia al alza que difícilmente podrá reducir la Guardia Nacional, sobre todo si esta corporación sigue metida en tareas antimigratorias en la frontera sur.
El domingo 1º de septiembre, fecha en que se rindió el Primer Informe de Gobierno, se convirtió en el día más violento de lo que va de la administración federal del morenista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ya que se registraron 102 asesinatos. Este hecho influyó para que en las horas y los días siguientes, el problema de la inseguridad pública fuera ubicado entre los temas de mayor prioridad en la agenda política nacional, lo que sin duda resultaba indispensable; ya que en los primeros días de este mes los homicidios se mantienen en ascenso –en Morelos subieron 35 por ciento–; en el curso de 2019, los gobiernos morenistas no han logrado abatir la violencia, y la famosa Guardia Nacional no termina de desplegarse, y donde ya está presente, es rebasada.
En la entidad gobernada por el morenista Cuauhtémoc Blanco, 660 personas han sido víctimas de homicidios dolosos, cifra más de un tercio superior a los 486 asesinatos registrados en el mismo periodo de 2018, cuyo promedio diario fue de 2.8 crímenes dolosos. En Morelos aún no se olvida que en los primeros días del pasado mes de mayo fue asesinado el empresario Jesús García en pleno centro de Cuernavaca, alrededor de las 10 de la mañana.
El lunes dos de septiembre, líderes de grupos empresariales y organizaciones especializadas en problemas de seguridad pública expresaron su inconformidad, y advirtieron que el recrudecimiento de la violencia criminal ya impactó en la economía estatal y en la vida cotidiana de la gente. La iniciativa privada reveló que en el primer trimestre de este año se registró una caída de 15 por ciento en la ocupación hotelera y, asimismo, que otros negocios comerciales y fabriles reportan una disminución sensible en sus ventas.
La violencia en México no solo no cesa, sino que se incrementa y el último fin de semana de agosto se convirtió en el más violento de la historia reciente del país, ya que se cometieron 190 homicidios dolosos (94, el viernes 30 y 96, el sábado 31), según datos del equipo interdisciplinario en materia de seguridad del propio Gobierno Federal.
El domingo 1° de septiembre, día del Informe de AMLO, las ya referidas 102 muertes dolosas superaron el promedio de 100 diarias, cifra que, si se mantiene como tendencia, definiría a septiembre como uno de los meses más violentos, ya que los promedios de víctimas diarias de mayo (79.6 personas) y junio (84), se elevaron sustancialmente en julio y agosto hasta alcanzar la centena. De enero a julio hubo 20 mil 135 homicidios en todo el país, 800 más que los registrados en el mismo periodo de 2018.
El domingo 1º de septiembre, mientras AMLO rendía su Primer Informe de Gobierno, en Michoacán se cometían 14 homicidios dolosos; en Guanajuato 12; en Chihuahua y le sigue el Estado de México, nueve; en la Ciudad de México, ocho; en Baja California, seis; y en Jalisco y Puebla, cinco en cada una de esas entidades, computando la hasta ahora cifra nacional récord de 102 asesinatos dolosos en un día.
A las graves consecuencias físicas y afectivas que la violencia extrema está provocando en la sociedad mexicana hay que agregar el impacto negativo que este fenómeno tiene en los bienes patrimoniales de muchas familias, en la pobreza generalizada y extrema de gran parte de la población, y en la tasa de crecimiento económico, que disminuyó del dos al 0.0 por ciento en el primer semestre del año, provocando con ello que el desempleo se haya incrementado.
Pero además de que el gobierno de la 4T no está haciendo nada, o lo que hace es muy poco, lo peor y más preocupante es que piensa que está resolviendo los problemas y propiciando un verdadero cambio que nadie ve por ningún lado, mientras los mexicanos, como siempre ocurre, están pagando los platos rotos. Por el momento, querido lector, es todo