ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
El de este lunes fue un desfile no muy diferente a los tradicionales de otros sexenios, salvo que hubo un paracaidista que cayó en la calle Corregidora, que la Guardia Nacional abrió con un número mayor de elementos y la inusual y quizá, sin ninguna razón, la promoción de los principales programas sociales del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) Sembrando Vida, los jóvenes y los adultos mayores.
Un día antes el tradicional grito también había llamado la atención cuando, queriendo marcar diferencia entre los presidentes anteriores, ahora no hubo invitados «ajenos» en los balcones y en el central sólo el presidente, sus esposa Beatriz y los secretarios de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval; de Marina, José Rafael Ojeda, y Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo.
Así, tras la Conmemoración del inicio de la guerra de Independencia que encabezó don Miguel Hidalgo y Costilla aquel 15 de septiembre para amanecer el 16 de 1810, tanto en el desfile como en el grito, los organizadores trataron de no enmarcar todo dentro de la 4T y trataron de no hacer referencias explícitas; menos mal que lo hicieron porque de lo contrario muchos mexicanos estarían molestos.
Pero más allá de estos festejos conmemorativos, la 4T le sigue dando un mal sabor de boca a la mayoría de la población, y esto es así porque a nueve meses y medio de gobierno se ve un presidente y un gobierno en bajo perfil, quizá con la idea y el plan de no alborotar más el gallinero y evitar que el país se polarice y se geste más inconformidad social.
Porque la supuesta 4T debe recordar que la guerra de Independencia en 1810 estalló por la gran injusticia en la que vivía el pueblo mexicano, pues el coloniaje español, que había durado al menos unos 300 años, no había hecho nada por las clases bajas, las más desprotegidas y cada vez más empobrecidas para ese entonces.
Otra de las razones fue que la clase que dominaba y que se formaba fundamentalmente por los criollos (los españoles nacidos en México) estaba dividida por el exceso de privilegios de los peninsulares (españoles que habían nacido en España y que habían venido a la colonia ya adultos) y por lo tanto, no había un fuerza social cohesionada, firme en torno al virrey, que representaba al rey y que defendiera los intereses de La Corona. Por eso fue suficiente que Miguel Hidalgo tocara las campanas y llamara al pueblo a decretar la lucha contra los gachupines para que todo el pueblo, muchos de ellos criollos, se levantaran contra el dominio español que había existido en el país.
Y aunque el acta de Independencia que se firmó en el Congreso de Chilpancingo el 6 de noviembre de 1813, -ya muerto Hidalgo-, Congreso convocado por José María Morelos, es donde por primera vez se declara por escrito la independencia de México de España; lo cierto es que la guerra de Independencia no la ganaron los mexicanos; se sabe que después de Morelos el movimiento quedó en manos de don Vicente Guerrero, pero que él no tenía ni los ideales ni el talento militar de Morelos ni la cultura de don Miguel Hidalgo; por tanto, sus limitaciones, aunque era valiente y patriota, no le daban para encabezar una rebelión contra España.
Mucho después, lo que hubo no fue una independencia, sino un acuerdo, un trato y y pacto entre representantes «poderosos» de ambos países para que todo siguiera igual; por eso la riqueza de nuestro país, en alto porcentaje y hasta nuestros días, aún sigue estando en manos de los gachupines españoles y ahora de los norteamericanos.
Hoy a 209 años de aquel «Grito de Dolores» de la madrugada del 16 de septiembre en el poblado de Dolores, Guanajuato, donde Miguel Hidalgo y Costilla hacía un llamado a la sublevación contra el gobierno virreinal, la verdadera independencia aún sigue pendiente; hoy, en pleno 2019, no sólo sigue pendiente la independencia de México, sino que se ve más lejana con la llegada de un «nuevo» gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación; hoy vemos como el gobierno de AMLO, como en los anteriores gobiernos priistas o panistas, seguirá sumiso ante el dominio gringo y español.
El grito en los balcones de Palacio Nacional con los veinte «vivas» y el desfile de un día después dejan la sensación de que AMLO quiere ser más incluyente y quizá lanzar el mensaje a la población de que vienen «verdaderas» acciones para cambiar al país, algo que se podría mostrar con la discusión y la aprobación del PEF 2020. Sin embargo, la 4T sigue sin mostrar que es un gobierno nuevo y diferente, y sigue sin mostrar que es capaz de trabajar por el pueblo resolviendo y atacando los principales problemas de fondo; la pobreza y miseria lacerantes. Lo demás sigue siendo demagogia y manipulación de AMLO y los mexicanos ya no están dispuestos a creerle tanto; en el 2021 se podrá comprobar.
El clímax no político…
Mientras se sabe que el próximo jueves, Arturo Herrera Gutiérrez, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) va a comparecer en la Cámara de Diputados, Gabriel Yorio González, subsecretario de la misma dependencia, dice que Pemex es la gran apuesta y que es el principal activo del gobierno, además aseguró que se le va a ayudar en lo que se requiera, siempre y cuando no ponga en riesgo las finanzas públicas.
Y ya de paso, el funcionario dijo que «en esta administración se ha demostrado que realmente estamos atrás de Pemex y más que estarles quitando dinero, le estamos dando recursos para que puedan invertir», según él la producción petrolera detuvo su caía y se estabilizó en un millón 680 mil barriles aunque la información de Pemex es que esperan llegar a un millón 800 mil barriles al final de 2019. ¿Será? Por el momento, querido lector, es todo.