ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
El engaño y la burla en la política deben terminar
El “vayan respetándonos” de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, como respuesta al cuestionamiento que pobladores le hicieron en Huajuapan de León, Oaxaca, cuando el mandatario exponía, en su evento número 73, el avance en la entrega de Programas de Apoyo para el Bienestar; además de un tono amenazante hacia la población tiene la intención de afirmar, sin sustento, que su gobierno no está incumpliendo con lo que prometió.
Al parecer, AMLO confía más en una hoja de papel que en la gente que le reclama directamente, que asiste a sus eventos y se sabe que es la que votó por él; en los últimos eventos, su equipo de logística elige cuidadosamente a los asistentes con mucho detalle y hasta les pide una identificación o la tarjeta de afiliación a algún programa del gobierno actual; entonces, ¿cómo se explica que algunos asistentes, que no fue uno, ni dos, ni tres, sino un grupo significativo, haya respondido al presidente que los apoyos que enumeraba “¡No han llegado!”? La respuesta es clara, el engaño y la burla que se les hizo y hace a los mexicanos está surgiendo.
Pero el ocurrido en Huajuapan no es el único incidente que se haya presentado; en los primeros días de octubre, en Cochoapa El Grande, uno de los municipios más pobres de México, la presidenta local, Edith López Rivera, reclamó a AMLO que el cheque por 21 millones de pesos que él había entregado en julio pasado a los alcaldes guerrerenses, no se había entregado y que el dinero prometido no había llegado a su destino; la presidenta, incluso, se refirió a que ese “chequesote” era de cartón y no servía. Lo que el gobierno respondió es que faltan algunos trámites; pero la alcaldesa ha declarado que el mismo día que recibió el documento abrió una cuenta para recibir el depósito.
Estos solo son dos ejemplos, tanto en Guerrero como en Oaxaca, pero se pueden hallar decenas de casos en otras entidades para demostrar que el engaño y la manipulación para conseguir votos ha comenzado a pasar factura a Morena. Tarde o temprano, el pueblo, levantará su voz y protestará ante la falta de solución a sus necesidades elementales, y va a llegar a la conclusión de que el gobierno de “Primero los pobres” ha hecho lo mismo que sus antecesores: engañarlo, enriqueciéndose con el producto del trabajo de todos los mexicanos.
En la delicada situación política que actualmente vive el país, y ante la falta de credibilidad que tienen los gobernantes, el engaño y la demagogia están provocando la inconformidad entre el pueblo; esto se refleja en que la inmensa mayoría de los ciudadanos desconfían cuando escuchan una promesa proveniente de algún funcionario público.
Hoy, cuando se aproxima una crisis económica, política y social, parece que en México, un “buen político” es aquel que mejor sale del paso con promesas y engaños, manipulando y haciendo creer a millones de mentes que él o ellos son los salvadores (caso ejemplar es AMLO, quien llegó al poder engañando, prometiendo y manipulando a la población); pero hoy, como en los ejemplos citados, ya se están gestando consecuencias desagradables para los políticos, como el enfrentamiento cara a cara entre gobernados y gobernantes, los primeros reclamando el cumplimiento cabal o parcial de las promesas hechas en campaña o al obtener el poder político.
La mentira oficial siempre ha sido un recurso para eludir presiones, para burlar los anhelos de progreso de la sociedad civil, para montarse en el poder político de una nación o parte de ella. Hoy vemos cómo la falta de credibilidad de los gobiernos, –de todos los colores–, es una característica de gobernantes autoritarios, prepotentes, antidemocráticos, represores y burocratizados, que ni por error tienen en mente servir al pueblo que los eligió con su voto.
La mentira gubernamental ya no puede pasar desapercibida y los ciudadanos no están dispuestos a aceptarla más. Si en algún tiempo, las políticas de apoyo con programas sociales o la economía que no estaba por los suelos “ocultaban” un poco el engaño y la inconformidad, hoy que todo ha empeorado con el gobierno de la “Cuarta Transformación”, la política basada en el engaño y la burla al pueblo deben terminar de inmediato; seguir por ese camino, faltarle el respeto a los mexicanos y quitándoles la posibilidad de mejorar su nivel de vida es como echar más gasolina al fuego y puede conducir a una inconformidad social mayor, una que ya no puedan controlar como hasta ahora con tarjetitas. Por el momento, querido lector, es todo.