Con la música como bandera, instrumentistas de Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Uruguay mostraron este domingo 3 de noviembre, en el Salón Adolfo López Mateos del Complejo Cultural Los Pinos, que sí es posible la cooperación y diálogo entre las naciones para lograr un desarrollo común dentro de la región.
Se trató del concierto de la Orquesta Juvenil Iberoamericana y el cierre de la residencia artística que 26 jóvenes de miembros del Programa Iberorquestas Juveniles realizaron en este centro cultural, el cual tuvo como invitado especial al compositor uruguayo, Jorge Drexler.
Ante cerca de 300 personas que se dieron cita, la Orquesta Juvenil Iberoamericana hizo evidente que para poder dialogar y comprender la cultura, los sentimientos y saberes de otros seres humanos, pueblos o naciones, es necesario dialogar en el mismo plano, colocarse en una sola faz o terreno; y fue así como interpretó obras de Jorge Mejía (Honduras), Edgardo Quintero (Panamá), Héctor Tossar (Uruguay) y Silvestre Revueltas (México), como si todos fueran de una misma nacionalidad, sin divisiones políticas ni ideológicas.
La identidad Iber −como le llaman coloquialmente los miembros de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), instancia a la que pertenece el programa Iberorquestas Juveniles− fue proyectada en cada ejecución musical dirigida por conductores de orquesta como Ariel Britos (Uruguay), Eduardo García Barrios (México), Jorge Gustavo Mejía (Honduras) y Dino Nugent (Panamá).
Punto de Santa Librada, del panameño Edgardo Quintero, fue la primera pieza que interpretó la agrupación sinfónica multinacional, con la que evocó el Istmo de Panamá, donde el punto es el baile y género musical originario de este país centroamericano, el más bello y elegante de la entidad, así como el que atesora las raíces afrocaribeñas que hoy día le dan rostro y corazón.
Meditación, del panameño Jorge Mejía; Toccata, del uruguayo Héctor Tossar; Sensemayá, del mexicano Silvestre Revueltas, y la Obertura de la ópera Guillermo Tell, de Gioachino Rossini, también fueron interpretadas.
Después de la primera obra, el director uruguayo Ariel Britos exclamó hacia al público “¡Esto es cooperación! Esta unión de muchachos de Iberoamérica tocando en una orquesta, pensando de la misma manera, buscando el bien común… buscando compartir los saberes de unos y otros sin el menor egoísmo. Acuñando este concepto de interdependencia, donde todos debemos importarnos por todos. Donde todos nos necesitamos a todos, es lo que hace posible que la cooperación sea transversal y lo hemos logrado a través de la música, de tocar juntos”. Por su parte, Eduardo García Barrios, titular del Sistema Nacional de Fomento Musical, dependencia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, expresó que la creación de esta orquesta es el resultado de los grandes esfuerzos que se hacen al interior del Programa Iberorquestas Juveniles.