Lo espiritual y profano del humano será aludido por las voces que integran el Ensamble Escénico Vocal (EEV) del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), durante las presentaciones que realizarán del 13 al 16 de noviembre en tres recintos de la Ciudad de México y en Tlaxcala. Se trata del programa Córdoba por Córdoba, sus itinerarios, en el cual el color y tesitura de las voces a capella −sin acompañamiento musical− proyectarán las rutas, viajes, caminos y recorridos en la vida de cualquier hombre o mujer, donde la dualidad de estos se hace presente.
El Auditorio de la Biblioteca Vasconcelos; el Blas Galindo, del Centro Nacional de las Artes; la Sala de Conciertos Estanislao Ramírez, de la Escuela de Música del Estado de Tlaxcala (EMET), y el Salón Adolfo López Mateos, del Complejo Cultural Los Pinos, serán las sedes de estos cuatro conciertos dirigidos por Jorge Córdoba Valencia, quien además de conducir al EEV, es el compositor de este programa que conjuga la música con textos de Jaime Sabines, Roberto López Moreno, Luis de Tavira y Evodio Escalante.
A decir de Jorge Córdoba Valencia, las obras que el EEV interpretará en estas presentaciones son una dilucidación personal de la dicotomía humana que revela tanto su rostro sublime y místico como el irreverente y profano: “Aquel que va de la pureza que irradia el alma de un niño hasta lo terrenal de un adulto”.
En este sentido, Córdoba Valencia explica que el concierto estará dividido en dos partes, la primera integrada por las obras Campanas (2019); Memento por un ángel (1979), con textos de Luis de Tavira; Himno (Veni Sancte Spiritus), y Bienaventuranzas (2012) en las que la alusión a pasajes al texto bíblico llamado del Nuevo Testamento, no tienen nada que ver con ningún dogma religioso −él se asume agnóstico− sino a esta parte etérea e inmaterial que envuelve el andar del humano.
La segunda está armada con obras como Allí había una niña (2004), con textos de Jaime Sabines; Celebración para el arco- iris (2002); Siete Haikú (1992), y textos de los poetas japoneses del Haiku Bashoo, Buson, Hokushi, Moritake; Canción de las voces juntas (2005), y versos de Roberto López Moreno; y Celebración (2018).
“Aquí el objetivo es que tanto las voces femeninas como masculinas revelarán pasajes profanos y terrenales en la vida del humano. En el caso concreto de Celebración es un agradecimiento personal a la vida a través de la música, pues cabe señalar que Córdoba por Córdoba es también testimonio de mi trabajo y mi trayectoria. Mi traducción personal de la música que reúne piezas escritas de 1979 a 2019”, afirma.
Sobre el trabajo con el Ensamble Escénico Vocal, el compositor expresa que siempre será un privilegio trabajar con voces de alto nivel como son las de este grupo artístico del Sistema Nacional de Fomento Musical, ha sido cuya fuerza interpretativa y técnica musical ha sido depurada a lo largo de nueve años de trayectoria.
“Este programa es muy demandante, porque al ser a capella, es decir, sin más acompañamiento que sus propias voces, requiere que sean de un alto nivel, con un entrenamiento vocal muy exigente y los 16 cantantes de este ensamble cuentan con estas cualidades. Para mí siempre ha sido un privilegio dirigirlos”, concluye.