La Fundación
Sonora Vive con Esclerosis Múltiple, A.C., con
una trayectoria de casi 10 años reveló los principales problemas y retos que
enfrentan los pacientes con esclerosis múltiple (EM) en la entidad a través de
una encuesta realizada a más de 100 pacientes y cuidadores; cifra importante
considerando que en el estado habitan alrededor de 530 pacientes con la
enfermedad.
Dicha iniciativa evidenció que, en Sonora, el
sistema de salud público mantiene un rezago importante en los tratamientos que
ofrece a los pacientes, ya que el 89% recibe medicamentos de eficacia moderada
-de acuerdo con la clasificación de la Federación Internacional de EM (MSIF), a
pesar de que existen otras alternativas, que reducen el avance de la
discapacidad. Lo anterior se refleja en que uno de cada tres pacientes menciona
que su discapacidad ha aumentado.
El 89% de los pacientes participantes en la
encuesta revelaron que en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en
el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(ISSSTE), reciben tratamientos de eficacia moderada; y uno de cada cuatro
encuestados consideró que su tratamiento no es suficientemente efectivo y su
estado ha empeorado posiblemente por no recibir el medicamento adecuado para
tratar la enfermedad.
En este sentido, Rosana Cusi, directora de la
Fundación Sonora Vive con Esclerosis Múltiple A.C, solicita a la Secretaría de
Secretaría de Hacienda y Crédito Público “que considere la enfermedad dentro
del Compendio Nacional de Insumos para la Salud y dentro del esquema de compras
consolidadas con el objetivo de garantizar el abasto en todas las instituciones
públicas de salud con los más altos estándares de equidad y calidad, ya que de
esto depende la calidad de vida de los pacientes.
En tanto, los pacientes que no cuentan con
derechohabiencia no tienen posibilidad de recibir tratamiento, por lo que
necesitamos que el nuevo Instituto Nacional de Salud para el Bienestar otorgue
la cobertura necesaria y personalizada a estos pacientes para detener el avance
de la discapacidad”, aseveró.
“Entre los hallazgos más relevantes se destacó
que uno de cada tres pacientes manifestó que ha tenido que quejarse por falta
de medicamentos en instituciones de salud pública, como en el ISSSTE, donde los
pacientes que utilizan tratamientos de alta eficacia no han recibido el
medicamento desde el pasado mes de junio”, aseveró Rosana Cusi.
La iniciativa mostró que no solo el desabasto
de medicamentos modernos es un reto para los pacientes, también la
discriminación que sufren día tras día durante el proceso de diagnóstico y
tratamiento en el IMSS. El 55% de los pacientes reportaron sentir algún tipo de
rechazo.
Se evidenció que el 35% de los pacientes
desconoce la forma de presentación de la esclerosis múltiple que tiene, a pesar
de que la asignación de un buen tratamiento depende de dicha información. “Las
instituciones de salud pública deben promover urgentemente campañas entre el
personal para que mejore el proceso de diagnóstico, así como de concientización
para mejorar las prácticas internas de atención al paciente”, dijo Rosana Cusi.
“Para nosotros, como asociación, es muy
importante que todas las personas afectadas por la EM reciban el mejor
tratamiento individualizado posible. Esto a través de un proceso de diagnóstico
correcto, con la atención y asesoría médica especializada y oportuna. Con la
finalidad de modificar la progresión de la enfermedad y evitar o posponer en lo
posible la aparición de la discapacidad”, completó Rosana Cusi.
La EM es una enfermedad con síntomas dispares
que afectan de forma muy diferente a cada persona. La heterogeneidad de la
enfermedad y la invisibilidad de algunos síntomas dificultan que otras personas
puedan comprender el padecimiento. No siempre la discapacidad es aparente a la
vista.
Algunos de los síntomas que pueden presentarse
en algún momento de la enfermedad son disminución de la visión, visión doble,
alteración de la sensibilidad en las extremidades, debilidad en extremidades,
fatiga, depresión, problemas para caminar, dificultad al orinar o defecar,
ansiedad, deterioro cognitivo, alteraciones sexuales, temblor y dificultades
para mantener el equilibrio.