El próximo 21 de diciembre, en el Estadio Azteca, uno de los más grandes del mundo, se llevará a cabo una reunión multitudinaria que congregará a decenas de miles de mexicanos, en un acto político de mucho significado para la vida política del país.
En primer lugar, será la demostración palmaria de que ha fracasado la artera campaña del gobierno de la 4T para acabar con las organizaciones populares, particularmente con el Movimiento Antorchista Nacional. Al igual que ocurrió en los estadios y plazas de San Luis Potosí, Morelia, Puebla y Tijuana, en donde se reunieron cientos de miles de mexicanos a celebrar 45 años de unidad y esfuerzo colectivo, en el Estadio Azteca se mostrará el auténtico vigor social y la unidad que prevalece entre los antorchistas, así como las simpatías crecientes que ha sumado en los últimos meses entre otros sectores del pueblo de México, que se ha acrecentado conforme ha quedado demostrado que somos víctimas, al igual que otros mexicanos, de una persecución política desde el gobierno de Morena, articulada con calumnias y bloqueos absurdos a las peticiones de las familias pobres que integran nuestra organización, al igual que lo han hecho otros gobiernos abusivos que, por lo mismo, han sido desplazados del poder.
Desde el estadio más grande del país volveremos a defender nuestro derecho constitucional a organizarnos y unirnos con otras fuerzas sociales, la necesidad de hacerlo cada vez mejor y junto con otros mexicanos si queremos resolver los graves problemas del país; si fuéramos una organización formada por intermediarios o corruptos, a estas alturas de la historia ya no existiríamos; se lo hemos dicho a diversos integrantes del nuevo gobierno, pero si en algo han superado los de Morena a otros gobernantes del pasado, es en su carácter prepotente, violatorio de las garantías individuales y absolutamente sordo a lo que el pueblo le aclara y le reclama.
Pero no solo será eso el evento citado, también será un foro nacional para denunciar puntualmente las nuevas agresiones y retrocesos que ha sufrido el pueblo de México, no sólo el organizado en Antorcha. En tan sólo un año, ha empeorado la situación del pueblo más pobre de México: la economía se encuentra en franco retroceso, aunque eso se quiera disimular con eufemismos y con ocurrencias presidenciales, como esa de que “se tienen otros datos”; se puede demostrar que la gente tiene ahora peores servicios de salud, que han desaparecido los de por sí escasos avances obtenidos con el programa Prospera en el combate a la pobreza; que ha crecido la marginación, producto de la ausencia de programas de vivienda popular y por segundo año consecutivo no habrá obras básicas en barrios y pueblos; que los programas diseñados para entregarle pequeñas cantidades de dinero en tarjetas a algunos sectores de la población, tienen serios problemas de ejecución y no serán, si se toma en cuenta la experiencia internacional, un factor que disminuya la pobreza en nuestro país, sino un elemento para envilecer la conciencia nacional de millones de mexicanos a los que se les cambiará dicho apoyo a cambio de su voto y que renuncien a otras peticiones sustanciales como agua, luz, drenaje, etcétera. El saldo neto de esa política será un mayor empobrecimiento, una elevación de los niveles de delincuencia y un aumento exponencial de las tensiones internas entre los mexicanos, avivadas diligentemente desde la presidencia de la República, a quien parece no importarle debilitar más a México ante los apetitos de otros países.
Si alguien duda que es equivocado perseguir organizaciones y fomentar la división interna, basta voltear la vista a China, el país que más ha rescatado personas de la pobreza, y que tan sólo este año se propone lograr que 10 millones de chinos más salgan de esa situación. Ahí, en el país más poblado de nuestro planeta y una de las economías mas grandes del mundo, donde según Liu Yongfu, director del Grupo Dirigente de Alivio de la Pobreza y Desarrollo del Consejo de Estado, “se espera que más del 95 por ciento de la población en pobreza de China salga de la pobreza y que más del 90 por ciento de los distritos pobres sean retirados de la lista de pobreza para fines de este año”, ese alto funcionario dijo que “la campaña de alivio de la pobreza no sólo es responsabilidad del gobierno, sino también una tarea común de toda la sociedad” y pidió la participación de las organizaciones sociales. Compárese esa postura con las diatribas, calumnias, persecuciones y bloqueos de todo tipo que protagonizan el Presidente, los gobernadores, alcaldes de Morena y otros oportunistas conversos al morenismo contra las organizaciones, sobre todo, compárense los resultados sociales de ambos países (China casi es la primera potencia mundial; México, empobrecido y sometido por la dependencia y los golpes del vecino del Norte), y se dará cuenta del tremendo error político de esos gobernantes mexicanos.
Pero los antorchistas no vamos a quedarnos simplemente en la denuncia de esas insuficiencias profundas en la política del nuevo gobierno y tampoco en mofarnos de sus abundantes tonterías; no seremos francotiradores dedicados a espiar los abundantes errores o miserias humanas y políticas de los nuevos gobernantes. Antorcha nació antes de la 4T, tiene una visión científica del mundo y del país y no es un resultado de una coyuntura que sumó diversos apetitos y para tomar el poder se aprovechó de la ira de los mexicanos, como algunos que nos gobiernan; el crecimiento y aceptación de Antorcha entre millones de mexicanos es resultado de que hay un problema profundo de pobreza y marginación que espera solución también profunda y una clase política que no sea simplemente un reciclaje de la que históricamente nos ha gobernado. Por eso, un Estadio Azteca repleto de mexicanos también será el foro donde expondremos lo que Antorcha propone para resolver esos problemas profundos, lo que planteamos para que el país crezca, cómo concebimos el papel de los empresarios privados y otros sectores sociales en esa tarea y, sobre todo, en la desaparición de la pobreza, la marginación y todos sus horribles vástagos, como la delincuencia y la corrupción, que tienen convulsionada a nuestra patria.
Los esperamos con los brazos abiertos, amistosa y fraternalmente, para conversar sobre el futuro de México.