Opinión Invitada: Por: Dimas Romero González, Dirigente estatal del Movimiento Antorchista de Oaxaca. La interrogante ¿Qué hacer para defender a México?, fue tomada de “El Fabricante de Ataúdes”, publicación de Beatriz Pagés Rebollar, en la revista Siempre, de la que es directora. Entiendo que tanto doña Beatriz como la revista cuentan con una respetable y larga trayectoria en la crítica política de nuestro país.
El artículo es, a mi juicio, oportuno por su intento de encontrar la ruta para el cambio verdadero, cuestionamiento asaz importante a la luz de los problemas sociales que nos agobian. En él, se proponen soluciones a la problemática detectada, rebasando así la frontera del simple señalamiento, tan común en los artículos de opinión de nuestros días. Se trata la cuestión en términos críticos y correctamente encaminados, a saber: en el llamado a sumarse a una causa común para defender el futuro, ante el autoritarismo de la 4T.
De todos modos, considero necesario decir que a pesar del camino correcto en que se ubica la opinión de doña Beatriz, el planteamiento es, si no equivocado, sí limitado, en tanto que el problema no se entiende a profundidad, por lo que la solución propuesta adolece de las deficiencias que genera no ahondar más en el problema. Quiero aclarar que no es una polémica contra la autora, pues coincido con ella en que es urgente encontrar la ruta para el cambio verdadero; precisamente por ello, considero necesario tomar un posicionamiento sobre sus planteamientos, y al hacerlo, expongo una visión al respecto: la mía y la de mis compañeros de lucha.
Por motivos de espacio, parafraseo su escrito, asumiendo la responsabilidad de actuar con honestidad sin tergiversar la información. La autora nos alerta por la destrucción de las instituciones, por la pérdida de nuestros ideales, libertades y unidad; afirma que la oposición no existe, que los partidos han renunciado a su tarea histórica de frenar al régimen de la 4T, pero reconoce que los mexicanos no estamos acostumbrados a movilizarnos para desafiar un régimen totalitario. Ante ello, propone impedir que en el 2021, Morena gane la totalidad de la Cámara de Diputados; también sugiere a los movimientos de resistencia que puedan surgir, que no se limiten a sustituir a unos tiranos por otros, a unos corruptos por otros, sino que tracen la ruta para un país distinto; y sostiene que todos esos colectivos que están surgiendo, están obligados a renunciar a egos y liderazgos personales, en aras de una gran causa y una estrategia de articulación local y nacional, para lo cual deben empoderar a la ciudadanía.
Alabo la contribución de doña Beatriz, porque es una perla en el mar de la obcecación y la oposición de coyuntura que hoy pululan en la política nacional, pero sobre todo, porque al igual que personalidades de varios ámbitos sociales -como doña Beatriz- los casi tres millones de mexicanos organizados en el Movimiento Antorchista, creemos necesaria la unidad de los sectores maltratados y de los sectores progresistas, para construir un país verdaderamente justo y democrático. He aquí nuestra visión acerca de la interrogante que se plantea.
El que según cifras de especialistas, en nuestro país haya más de 60 millones de pobres, prueba que las instituciones a que ella alude, no estaban funcionando, además de que no existía ni libertad genuina, ni ideales que beneficiaran a las mayorías, ni unidad real, porque éstos sólo son posibles con bienestar económico y social. Ya la ciencia económica demostró hace mucho, que la organización social de un país se determina por la forma en que éste se organiza para producir su vida material, es decir, por el modelo económico, al que corresponde determinada superestructura o conciencia social, dentro de la que se encuentra la política. Los partidos políticos representan, pues, intereses económicos de determinadas clases y éstos a su vez, su tarea histórica. Los que existen hoy día, responden a los distintos sectores acomodados, sin distingo del discurso que hayan adoptado, por lo tanto su objetivo es y ha sido, llevar a su clase al poder. Para que haya un partido cuya tarea sea instaurar un gobierno verdaderamente democrático y justo, necesita ser formado por sectores distintos a éstos. Por tanto, lo que se necesita, en efecto, no es cambiar de gobernantes, sino cambiar el modelo económico neoliberal desmedido, por uno más racional. Y eso no lo van a hacer los gobiernos emanados de los actuales partidos políticos, sino de un partido que represente a las clases sociales marginadas, y ese partido es una tarea pendiente.
Por tanto, no se trata de detener a Morena, o por lo menos no sólo eso, sino a la vez, mediante el señalamiento de los desaciertos, mentiras y abusos de la 4T, educar, concientizar y organizar a las sectores marginados, para que gracias a su unión no sólo numérica, sino dialéctica, en torno a un proyecto de país que se haya formado merced a la comunión de la teoría y la práctica, confrontadas con la prueba de las condiciones económicas, sociales y políticas surgidas de nuestra realidad, dé origen a la gran fuerza social que pueda cambiar a nuestro país. Por ello, el llamado que se hace a los colectivos a que se unan y movilicen de la forma en que se plantea, es limitado. Para formar esa fuerza social, se requiere una lucha sistemática, que incluye la manifestación como una etapa, mediante la cual se politice y concientice a las masas populares, tanto a las que participan como a las que observan, para que con la obtención de triunfos parciales, den confianza y solidez al movimiento, pero sin olvidar que sus resultados serán eso: parciales. De esta lucha surgirán los líderes genuinos, que tengan como prueba del merecimiento y capacidad de su liderazgo, sus resultados concretos. Por ello, pedir que se abandonen liderazgos personales por decreto, es un equívoco; lo correcto es replantear qué deben ser los verdaderos liderazgos y entender a la vez, qué es dar poder a la ciudadanía. El todo no puede sustituir la tarea de las partes. Así como se plantea el problema, es poner a la carreta delante de los bueyes, y eso no es posible, sin la preparación teórica y política de los hombres más dotados que surgen del pueblo para dirigir su destinos, no habrá fuerza social alguna. Por supuesto que para ello se necesita la otra mitad de la ecuación, a saber: que la masa social de donde han surgido dichos líderes, los vigile, apoye y exija con una participación activa que les permita reemplazarlos en caso de ser necesario, eliminando el poder individual y sosteniendo su política en los organismos colectivos.
Y eso hemos hecho los antorchistas durante 45 años de lucha, construir una organización que será el instrumento para dar paso a un partido político verdaderamente democrático, cuyos liderazgos se han forjado mediante la lucha diaria y cuya probidad se manifiesta en los resultados de nuestro proyecto de país en beneficio de los ciudadanos sobre quienes tenemos influencia, el cual se ha ido complementando con su aplicación a la realidad concreta, en aspectos como el desarrollo de la infraestructura básica para mejorar las condiciones materiales de los ciudadanos, o en la aplicación de un programa educativo integral mediante la masificación de la cultura y el deporte en las capas populares, para demostrar a la ciudadanía la conveniencia de su pertenencia a nuestra organización de la sociedad civil. Al mismo tiempo, hemos desarrollado nuestro programa de gobierno, mismo que impulsaremos una vez que se haga necesaria nuestra transformación en partido político que luche por el poder, con propuestas económicas que se sostienen en 4 ejes principales; la propuesta de generar empleo para todos, salarios bien remunerados con que todos puedan por lo menos acceder a la canasta básica, una política impositiva progresiva en la que pague más impuestos quien gane más y menos impuestos quien gane menos y, finalmente, que se invierta más en infraestructura social para las clases trabajadoras. Estas medidas harán posible el desarrollo productivo, económico y social de México, como se prueba que es posible si volteamos los ojos a los países más desarrollados del mundo.
Pudimos volvernos partido político antes, como lo han hecho muchos, sin embargo, nosotros nos dedicamos a forjar una poderosa fuerza social, con los cuadros científicos necesarios para dirigir a nuestro país a mejores destinos, fuerza social que ha triunfado ante todos los ataques de los falsos gobiernos democráticos; y ahora, ante los embates de la 4T en los distintos niveles de gobierno, no será la excepción. Llamamos a otros mexicanos a que juntos busquemos puntos de coincidencia que aceleren la creación de esa fuerza social unificada que requiere México para transformarse en un país más justo para todos.