En los últimos días en que el mundo contiene el aliento y no es posible predecir las consecuencias de la pandemia en que vivimos, nuestra Isla se vuelve noticia y se coloca en el panorama internacional como la pequeña nación de corazón grande. Cuba ha sido la causante de algunas de las noticias más alentadoras en los tiempos que estamos viviendo:
- El trasbordo el 18 de marzo de los pasajeros del crucero británico MS Braemar quienes, desde el 8 de marzo estaban confinados con cinco casos positivos a la COVID-19, mientras otros países le negaban ayuda.
- La selección por las autoridades sanitarias chinas del interferón cubano alfa 2B (IFRrec), entre otros 30 medicamentos para combatir la COVID-19.
- La llegada de una delegación médica cubana a Venezuela y Nicaragua para apoyar la estrategia de contención de la COVID-19.
- La presencia en el corazón de la golpeada Lombardía italiana de una brigada de 52 médicos y enfermeros cubanos trabajando ya en condiciones de campaña.
- La solicitud de países en América Latina y el Caribe, Europa, África y Asia de contar con personal cubano especializado en el enfrentamiento a enfermedades transmisivas.
Y mientras estas noticias salen a la luz, un nombre corre de boca y en boca y se posiciona en muchísimos de los miles de comentarios que Cubadebate recibe diariamente: Fidel.
El hombre que dijo: “Médicos y no bombas”. El líder que vaticinó que este sería un país de hombres de ciencias y que conminó a los científicos cubanos allá por los años 80 a hacer el interferón, el medicamento cuyo potencial ayudó a “curar” la COVID-19 en China.
Cuba obtuvo el pasado año 514 resultados científicos significativos, muchos en el campo de la salud humana. Funcionan en el país 33 programas nacionales de ciencia, tecnología e innovación, en el que laboran casi 90 000 personas, de ellas 7000 investigadores.
A pesar de la carencia de combustible y limitaciones financieras, una de las más visibles expresiones de las genocidas medidas de bloqueo contra el país, en el pasado año la economía cubana planificó un 23% de más financiamiento para la ciencia con respecto al 2018.
Existen en el país 222 entidades de ciencia, tecnología e innovación y 54 universidades. En la entidad productora del interferón, BioCubaFarma, laboran 20 000 trabajadores, en 34 empresas de alta tecnología. Todo eso y más, es el sustento de las noticias que corren por el mundo sobre los medicamentos cubanos que ayudan a combatir la COVID-19.