Luego de que las autoridades sanitarias declararon la fase 2 de la contingencia por COVID-19 en México, Lourdes Rodríguez, enfermera intensivista del Hospital General Tacuba del ISSSTE y parte del comité directivo de la Asociación Mexicana de Enfermeras Especializadas en Medicina Interna y Terapia Intensiva, AC, lanzó un SOS en sus redes sociales para solicitar a la comunidad mexicana que la ayuden a recolectar envases de refresco de plástico de tres litros y acetato para hacer caretas y, así, poder proteger a sus compañeras que van a estar en contacto directo con los pacientes contagiados.
«Esta solicitud de ayuda que hice lleva solamente 24 horas en las redes y ya ha sido impresionante la reacción y la solidaridad de los mexicanos. En menos de un día conseguí más de 100 acetatos y muchas personas se ofrecieron a hacer las caretas con las botellas de refrescos en sus propios domicilios y entregármelas una vez que estén listas”, dijo Lourdes Rodríguez, en entrevista con Excélsior.
Este llamado, Lourdes solamente lo pensó para sus compañeras del hospital, por la escasez de insumos que están viviendo. Sin embargo, también la contactaron colegas del Hospital Juárez de México para que los incluyera entre los beneficiarios de las caretas. Asegura que el material que más les ha servido es el acetato.
» Les dije que por supuesto, que yo también iba a enviar caretas para ellos, porque todos necesitamos estar preparados”, aseguró.
En esta fase 2 de la contingencia también son cada vez más médicos vulnerables ante esta emergencia sanitaria, como adultos mayores y con padecimientos crónicos, quienes levantan la voz y denuncian las faltas de garantías y de insumos para trabajar en el sector de salud público.
Médicos del Hospital General Dr. Darío Fernández Fierro, del ISSSTE, mayores de 60 y con padecimientos crónicos degenerativos, se reunieron con personal del sindicato y sus superiores para saber si a ellos los enviarían a sus casas, por el alto riesgo que corren al atender pacientes positivos a coronavirus.
«Hablamos con ellos y nos dijeron que para nosotros se no aplicaría el decreto de la Función Pública que permite a los servidores públicos mayores de 60 años, mujeres embarazadas y con enfermedades crónicas, trabajar desde sus casas, argumentándonos, que si aplicaban esas medidas para todo el personal médico que padece diabetes e hipertensión, escasearía, porque es un gran número de médicos y enfermeras que lo tienen”, dijo un médico a este diario.
En México, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay 12 millones de personas portadoras de diabetes, aunque no lo saben, por la falta de cultura de detección temprana, para colocar a nuestro país en el noveno lugar de prevalencia a nivel mundial.
El ISSSTE no es la única institución de salud pública en el que los médicos tienen miedo, por su condición vulnerable, ante la enfermedad y la falta de insumos.
«A mí no me quieren dar licencia o adelanto de vacaciones, argumentando que somos el frente de batalla en estos momentos, y es cierto, pero no podemos estar en el frente si no contamos con los insumos necesarios, algunas doctoras ya compraron, incluso, cosas para protegerse, pero no tenemos cubrebocas ni batas, faltan protocolos de seguridad a la entrada de la clínica; personal médico sigue viniendo, incluso sin son diabéticos, hipertensos, embarazadas y estamos muy expuestos”, explicó una doctora de la Clínica Familiar Número 20 del IMSS.