Por: Ricardo Alberto Calleja
|Los médicos y enfermeras tienen la responsabilidad de atender a todos los enfermos de coronavirus; arriesgan sus vidas por salvar la de otros. Sin embargo, no será una tarea fácil en un país como México ni en un estado como Hidalgo, donde el sistema de salud pública ha demostrado tener carencias hasta en lo más mínimo; en plena pandemia, el mes pasado, según informa la Asamblea Nacional de Médicos, al menos 200 hospitales protestaron por falta de insumos.
En Hidalgo, en los últimos días, la pandemia ha provocado protestas del sector salud porque en sus unidades médicas no había mascarillas para el personal, escaseaban los guantes y no había suficientes lentes para su protección, todo esto, material básico para dar una buena atención a los pacientes de Covid-19 sin correr el riesgo de contagiarse. En Pachuca, trabajadores del IMSS se manifestaron por la falta de insumos médicos en el Hospital General de Zona Número 1, luego le siguieron médicos y enfermeras del Hospital General de Pachuca y de Tulancingo, la exigencia era la misma: demandar a la Secretaría de Salud Estatal los equipos y medicamentos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria. Están en la guerra sin armas para defenderse.
A las protestas de los médicos, se sumaron comerciantes, meseros y hasta mariachis, quienes, al no tener otra vía de ingresos económicos, acudieron a solicitar la ayuda del gobierno estatal; en el caso más alarmante, los comerciantes de Tulancingo que venían en representación de 600 trabajadores, dijeron tener miedo de morir de hambre, ¿y quién no, cuando se tiene un gobierno como el actual?
De acuerdo a un sondeo que realizó la Asamblea Nacional de Médicos Residentes, el 83% de los encuestados manifestó que en su hospital no había mascarillas, el 71% no tenía guantes y el 56% carecía de lentes protectores. En la muestra, el 80% de los hospitales no contaba con protocolos para atender a pacientes con el nuevo coronavirus, esto significa que el personal no tenía el conocimiento mínimo de cómo tratar a los pacientes infectados o casos sospechosos.
No cabe duda que tanto los médicos, como los trabajadores que se han quedado sin empleo, tienen a otro enemigo en común: los primeros, de contagiarse y poner en riesgo su vida, mientras que los segundos, morir no por el coronavirus, sino de hambre.
¿Habrá un poco de sensibilidad y humanismo del gobierno del estado para garantizar la salud de los doctores y para ayudar a los sectores más vulnerables? Veremos y esperamos que sí, porque no debemos olvidar que la mitad de los hidalguenses no tienen la alimentación garantizada; 431mil hidalguenses no tienen acceso a los servicios de salud y que más del 70% carece de seguridad social. Los pobres, durante años han carecido de los servicios básicos como agua potable, drenaje, luz eléctrica, pero difícilmente podrán sobrevivir sin un programa integral de alimentación que no solo beneficie a los simpatizantes del gobierno en turno, sino que vaya dirigido a las regiones como la Huasteca u Otomí-Tepehua, donde la alta marginación gana terreno.