La pandemia del Covid-19 pudo haber generado roces entre México y Estados Unidos, cuyos gobernantes están en las antípodas del espectro político y enfrentan la peor crisis de sus administraciones.
Sin embargo, los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump se están manejando como viejos amigos.
Se llevan tan bien que el mandatario mexicano, quien no ha salido del país desde que asumió hace casi 18 meses, está hablando de visitar a su colega. Ya casi nadie se acuerda de que hace menos de un año Trump amenazó con imponer altos aranceles a las exportaciones de México.
Como candidato a la Presidencia, Trump dijo que los mexicanos que cruzaban la frontera llevaban drogas, crímenes y “grandes enfermedades infecciosas” a Estados Unidos. Luego de asumir, prometió construir un muro a lo largo de la frontera común y hacer que México pagase por él.
Pero este mes Trump describió a López Obrador como “un muy buen amigo” y elogió su “gran inteligencia”. López Obrador, a su vez, afirmó que su relación era como de “amistad” y dijo que Trump le hablaba “con mucho afecto”.
Los dos evitan las tensiones que muchos observadores esperaban y sus coincidencias en relación con la crisis del virus parecen responder en parte a su deseo de reactivar sus economías, a veces contradiciendo las recomendaciones de los expertos en el campo de la salud.
La calidez entre ambos generó algunos beneficios a México. Para sacar adelante un acuerdo por el cual los países productores de petróleo se comprometían a reducir la producción, Trump ofreció aumentar los recortes en la producción de Estados Unidos porque López Obrador decía que México no podía darse el lujo de mermar más la suya.
El viernes, por otro lado, Trump pareció hacerle un favor a su colega mexicano. López Obrador dijo que Trump lo había llamado y le había dicho que le entregaría a México mil respiradores a fin de mes, con la opción de venderle más.
“Es un nuevo gesto de solidaridad con México”, escribió López Obrador en Twitter. “Le planteé la posibilidad de encontrarnos en junio o julio para externarle personalmente nuestro agradecimiento y dar testimonio de la entrada en vigor del T-MEC”, agregó en alusión a un nuevo tratado de libre comercio entre los dos países y Canadá.
Ese mismo día, López Obrador había dicho en una conferencia de prensa que Trump “ha sido respetuoso del pueblo y el gobierno de México”.
“No hay descalificación a los mexicanos como la hacía anteriormente o no lo hay en la misma intensidad”, acotó.
Coinciden en restringir viajes no esenciales por la pandemia
El lunes, el Departamento de Seguridad Nacional de EU llegó a un acuerdo con México y Canadá para seguir restringiendo los viajes que no son indispensables a la Unión Americana por otro mes.
Posteriormente, Trump dijo en un tuit que suspendía temporalmente la inmigración a EU para combatir el virus, aunque, a la luz de todas las otras restricciones que hay a la inmigración, no se sabe quiénes serán afectados por la nueva medida.
El año pasado, México firmó un nuevo pacto regional de libre comercio con EU y Canadá, que era una de las prioridades de Trump. López Obrador, que había despotricado casi a diario contra el legado neoliberal de sus predecesores -que privatizaron empresas estatales y debilitaron los sindicatos-, aceptó el acuerdo.
Cuando los migrantes que quieren conseguir asilo en EU comenzaron a desbordar la capacidad de los estadounidenses de procesar sus solicitudes, México evitó los aranceles con que amenazaba Trump despachando a su nueva Guardia Nacional, que frenó la marcha de la mayoría de los migrantes centroamericanos, hacia el norte.
El gobierno permitió asimismo que Estados Unidos expandiese su polémico programa, que obliga a los migrantes a esperar en México que sus pedidos de asilo, sean procesados en Estados Unidos.
El resultado fue que, en la práctica, México pasó a ser quien hace cumplir las políticas migratorias de Estados Unidos en la región.
En el marco de la emergencia por Covid-19, EU cerró completamente la frontera sur a los migrantes que buscan asilo y con frecuencia manda de vuelta a México a centroamericanos y mexicanos.
El endurecimiento de sus posturas sobre la migración no parece haber afectado la imagen de López Obrador entre su base, de acuerdo con Ivonne Acuña Murillo, profesora de ciencias políticas de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.
Para ella, la verdadera amenaza que enfrenta su gobierno es la pandemia y lo que ella percibe como una campaña organizada de la oposición contra su manejo de la situación.
López Obrador a menudo habla de sus “adversarios”, expresión con la que alude a ciertos sectores políticos, los principales grupos de comunicaciones del país y todo aquel que cuestione sus políticas. Los acusa de tratar de aprovechar la pandemia para perjudicarlo.
En cuanto al acercamiento de López Obrador con Trump, Acuña Murillo también piensa que el mandatario mexicano no tiene otra opción.
“Durante la campaña (presidencial de López Obrador) dijo que si él tuitea, yo también voy a tuitear”, recordó Acuña. “Esas son cosas que se dicen en una campaña. No es lo mismo ser un candidato que un presidente… porque EU sigue siendo el imperio. Trump sigue siendo el político más poderoso del mundo”, afirmó.