El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este miércoles una orden ejecutiva para frenar los trámites de tarjetas de residencia permanente para migrantes durante 60 días.
El mandatario aseguró que los estadounidenses desempleados “irán primero en la línea” para conseguir trabajo gracias a esta medida. Además, agregó que servirá para cuidar sus “recursos sanitarios”.
La orden permitirá que el gobierno federal continúe procesando visas para cientos de miles de trabajadores temporales. De igual manera, ofrecerá exenciones a los empleados considerados como esenciales para la lucha contra la pandemia, como los trabajadores de la salud.
“No queremos lastimar a nuestros negocios”, dijo el presidente.
La suspensión y limitación de entrada únicamente aplicará a los extranjeros que estén fuera de Estados Unidos en la fecha de vigencia de la proclamación. También a quienes no tengan una visa de inmigrante válida, ni un documento de viaje oficial que no sea una visa (como una carta de transporte) emitida antes del 24 de abril.
Para Trump, el tema de migración sigue siendo prioridad durante esta pandemia. Por la mañana, el presidente publicó un mensaje en redes sociales asegurando que “aún sin esta orden”, la frontera sur del país “es muy segura”.
“Nuestra frontera sur, apoyada sustancialmente por las 170 millas del muro fronterizo y 27 mil soldados mexicanos, es muy segura, incluso para el tráfico de personas”, escribió.
El martes, Trump anunció que pondría en pausa la emisión de tarjetas de residencia permanente por los próximos 60 días. Pero advirtió que esta medida podría extenderse dependiendo de la situación económica del país cuando el plazo acabe.
“Está sujeta a cambios”, dijo el republicano este miércoles al anunciar la medida. “Podría ser modificada en dos semanas, en dos meses. Podría reforzarse o alivianarse”, puntualizó.
El mandatario justificó la decisión argumentando que “millones de estadounidenses han sacrificado sus trabajos para luchar contra la pandemia”. Por lo tanto, aseguró, el gobierno federal tiene “el deber de lograr que estas personas los recuperen”, pues “sería un error reemplazarlos con una nueva mano de obra inmigrante”.
Más de 22 millones de estadounidenses han pedido subsidios por desempleo.