El cierre parcial de bodegas y la restricción de operaciones en la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ceda) ocasionará tanto pérdidas para los productores, como desabasto y encarecimiento de precios para el consumidor final.
Ante una serie de contagios con muertes por Covid-19, registrados en este mercado masivo de productos frescos, diversos comerciantes y bodegueros ya comenzaron a cerrar.
«El Gobierno de la Ciudad de México tiene que ver la forma de lograr que esa distribución se dé poco a poco, hacer que las personas lleguen de forma escalonada porque esa actividad no puede parar, se limitaría el abasto y distribución para toda la CDMX y el área conurbada», señaló, Carlos Alberto Bautista, especialista de la Facultad de Negocios de Universidad La Salle.
Según el especialista, si más bodegas llegan a cerrar en las próximas semanas se comprometerá la disponibilidad de alimentos en el mercado, habrá un alza de precios y hasta desabasto.
El recinto comercial es considerado el mayor mercado mayorista del mundo, al cual llegan más de 15 mil productos de todos los estados del País; cuenta con 3 mil 600 bodegas y mil 500 locales comerciales, lo que lo convierte en un eslabón fundamental en el abasto de alimentos frescos para el centro del País.
Sin embargo, tanto el miedo al contagio, como las medidas preventivas están retrasando las operaciones, con cierres registrados y comerciantes que están abandonando el lugar temporalmente.
«Es un contagio espantoso lo que hubo ahí; mis clientes están enfermos de coronavirus.
«En el área de abarrotes también hay algunas bodegas ya cerradas por el miedo, porque están viendo que se les están enfermando sus colaboradores», afirmó Óscar Corral, productor de manzanas La Norteñita en Chihuahua, quien envía cinco tráilers diarios de manzana a la Ceda.
Además del impacto para los consumidores del centro del País, si se agudiza el cierre de bodegas se generará un impacto social y económico negativo para el sector, advirtió Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
«El impacto social sería hacia toda la gente que trabaja y vive de las actividades diarias que se desarrollan en su interior. El impacto económico para el sector agroalimentario sería también muy relevante ya que algunas frutas y verduras adquiridas por las cadenas de autoservicios se surten desde la Central de Abastos», comentó.