Por: Adrián Pablo
|En las últimas semanas, México ha centrado su mirada en la crisis sanitaria que aqueja a todo el mundo; es inevitable que, durante estos tiempos difíciles, la mayoría de mexicanos se sientan preocupados por su situación económica y de salud; ¿cómo le daremos de comer a nuestros hijos si no tenemos un sustento fijo? ¿qué haremos en caso de enfermarnos si los hospitales no cuentan ni con el material, ni con el personal suficiente? Son algunas de las preguntas que muchos se hacen, mientras avanzamos a los días más críticos de la pandemia.
Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en vez de tratar estos temas y proponer un plan alimentario para los más desprotegidos, o de dar un pormenor del estado del sistema de salud, utilizó varios minutos de su conferencia matutina del 5 de mayo, para despotricar en contra de los cuestionamientos y las críticas que se hacen hacia su persona y su proyecto, la “cuarta transformación”, en redes sociales; culpando, sin ninguna prueba, a Facebook y Twitter (las plataformas más utilizadas en nuestro país), en lugar de a su deficiente administración y a las pobres medidas que han tenido para enfrentar la pandemia actual.
La principal justificación que da el presidente, es que muchos de los cuestionamientos hechos desde estas dos redes, en especial desde Twitter, se dan artificialmente, con “bots” comprados por sus opositores, por lo que que pedirá transparencia “al feis, al Twitter (sic)” y exigirá una lista de sus clientes, ya que, según el presidente,“(México) es de los países en donde más se trafica con lo de los bots; prometiendo en próximas semanas, un informe de cómo opera esa red, quién la maneja, quién la paga, cuánto cuesta y cuál es la característica que tiene los que se dedican a atacar.
Para nadie es ajena la insistencia del presidente por defender y alabar a las “benditas redes sociales” como las llamaba apenas hace unos meses, afirmando que la conciencia del pueblo mexicano tomó mayor fuerza gracias a ellas, y que, en caso de un ataque mediático, las redes sociales lo defenderían. ¿Será que, repentinamente algo cambió en estas “benditas redes” a las que antes alababa el presidente? ¿O será que ahora han sido corrompidas, dominadas y manipuladas a su antojo por la desleal oposición?
Algunas de estas cuestiones, ya han sido contestadas por diversos expertos en el área o por el mismo Twitter. Un punto a considerar, es que la acepción tradicional de “bot”, fuertemente difundida, en especial durante tiempos electorales, se refiere a un programa usado en redes sociales para generar mensajes automáticos, con el fin de defender o atacar ciertas ideas, apoyar campañas, actuar como seguidores de alguna figura, etc; para muchos organismos, como el Signa Lab del ITESO, ha quedado desgastada, debido a que ciertas características del comportamiento de estos, pueden clasificar, por error, a una persona que simplemente no hace uso cotidiano de la red, o, simplemente, no sabe cómo usarla correctamente, sin embargo, sí hay mecanismos de cómo detectarlos.
El principal investigador de estos temas y quien ha perfeccionado la detención de bots mediante complejos algoritmos y métodos de comprobación es Twitter, quienes de inmediato respondieron a las acusaciones del presidente, comprobando mediante su reporte de ingresos, que sus ganancias vienen principalmente, en la venta de publicidad no política, y que, de hecho, la automatización, o los llamados ‘bots’, que se utilizan con fines de mala fe, están prohibidos en su plataforma.
Sin embargo, en algo podemos estar de acuerdo con el presidente, es que es innegable que sí hay bots en las redes sociales; pero estos no son comprados por medio de Twitter, sino que, existen empresas externas encargadas de trabajar con partidos o figuras políticas, como el tan sonado caso de Cambridge Analytica en Inglaterra y Estados Unidos, que, mediante el uso de noticias y cuentas falsas, impulsó las campañas del Pro-Brexit y Donald Trump respectivamente. México no está absuelto de estas prácticas, ya que existen compañias como Black Intelligence (antes llamada Victory Lab), quienes dicen haber trabajado con distintos partidos políticos durante las campañas presidenciales de 2018, ¡INCLUIDO MORENA!.
Pero estas prácticas parecen no limitarse únicamente a períodos electorales, ya que es cada vez más común ver tendencias en apoyo al presidente o, por el contrario, arremetiendo en contra de sus opositores con calificativos tan viscerales y vilescomo #LordImbecil, #LadyCaroñera o #ZopilotaDresser, dedicados a figuras públicas, políticos o reporteros que molestaron o tuvieron el “atrevimiento” de contradecir de alguna manera al presidente.
Estas tendencias no son creadas espontáneamente por personas reales, ya que, según un trabajo en proceso del Signa Lab (instituto que trabaja directamente con Twitter), hay una probabilidad de que estas cuentas sean controladas y manipuladas para influir en la opinión pública. Esto, anteriormente lo habían afirmado en un estudio detallado de la denominada #RedAMLO, por lo que, contrario a lo dicho por el presidente, no hay una campaña orquestada contra la presidencia, sino que, viene de esta, y está encargada de arremeter contra los que no piensan como López Obrador.
Pero estas campañas, cada vez más sistemáticas, son incapaces de esconder la realidad a la que nos enfrentamos; una economía en declive, hambre y pobreza acrecentadas por el COVID-19 y un derrumbe casi total del sistema de salud, han provocado que los mexicanos reclamen, ahora por medio de redes sociales (debido a la incapacidad de salir a las calles), acciones y resultados de la figura presidencial, que prefiere culpar al pueblo y a las antes “benditas” redes sociales, que responder a las peticiones de los más necesitados de nuestro país.
Ahora, lo único que se pretende hacer con el estudio que presente en los próximos días el presidente, es calificar a las peticiones o a la realidad de los mexicanos como desinformación, para que queden desacreditadas ante la opinión pública, además de buscar “regular” desde el gobierno, lo que se comparta o no en redes sociales. Esto puede dar como resultado, una censura cada vez mayor a los críticos de la 4T, donde la única información que valga, sea la de López Obrador. La búsqueda de la dictadura, ahora llevada al terreno digital.