Las quejas contra el IMSS por la dotación de equipo de protección de mala calidad y la carencia de éste para enfrentar el Covid-19, también surgieron en la Unidad Médica de Alta Especialidad 14, en la ciudad de Veracruz, donde las enfermeras hasta utilizan mascarillas engrapadas.
«Desde que comenzó la emergencia ha sido difícil lidiar con las autoridades del Seguro Social para que nos den equipo, tuvimos que hacer dos manifestaciones para que nos hicieran caso, después nos dieron equipo de protección personal, al fin, pero, oh sorpresa, de mala calidad», reveló una enfermera del centro médico.
«Lo que son goggles y mascarillas, no las dieron de buena calidad; las mascarillas se rompen a la primera, no hay guantes y, si hay, son talla grande. Es muy difícil trabajar con guantes que no son de tu medida, quizá parece una nimiedad pero cuesta muchísimo trabajar así», reclamó.
La enfermera indicó que las mascarillas que les dio el IMSS son de la marca Subolun, fabricadas en China, y que no cumplen con la normativa en cuanto a protección.
En este sentido, las mascarillas N95, recomendadas para el personal médico y de enfermería que atienden a pacientes con Covid-19 han sido adquiridas con su propio dinero.
«Las mascarillas chinas «se abren de la nariz», a veces estás trabajando y no te das cuenta que ya traes un hoyo justo en la nariz o boca; tenemos que comprar nuestras propias mascarillas N95, pero debido al desgaste, pues hasta tenemos que ponerles grapas», lamentó.
«No hay overoles, yo tuve que comprar el mío, muchas compañeras también lo han hecho; las jefas y subjefas de la UMAE son las encargadas de repartir los equipo, llevan el control de lo que se da, pues según todo es auditable, pero el criterio para otorgarlo es para quienes atienden a pacientes Covid-19, no para los que son sospechosos. ¡Es increíble!».
El hospital cuenta con 80 a 100 respiradores, pero algunos no sirven o bien operan con deficiencias.
«Fallan a veces, pero se pueden utilizar para salir del paso», comentó uno de los médicos del nosocomio.
Afirmó que el hospital cuenta con 318 camas disponibles.
«No se llena todavía pues, aunque hay muchos ingresos, también hay muchas defunciones. El sábado y el domingo, 9 y 10 de mayo, tuvimos 17 decesos; el lunes 11, tuvimos 20 fallecimientos», informó.
«Esta parte no nos cuadra, nosotros registramos en dos días 37 decesos, y el lunes 11 de mayo la Secretaría de Salud en el Estado sumó en total (desde que comenzó la emergencia) 33 fallecimientos en la ciudad de Veracruz, no están registrando bien, creo que en las estadísticas mienten», alertó el cirujano.
Añadió que en cuanto a personal, el hospital del IMSS cuenta con personal suficiente, tanto de médicos como de enfermeras.
«Aquí tenemos mucho personal, los médicos hacen guardias extras, enfermería está reforzada, lo que urgen son los overoles, no hay alcohol, no hay gel», añadió.
Supera pasión miedo al virus
El Covid-19 también pegó al personal de la Unidad Médica de Alta Especialidad 14 en la ciudad de Veracruz.
El miércoles 13 de mayo, un checador del hospital falleció tras ser contagiado. Una enfermera está hospitalizada. Aunque, el diagnóstico es reservado, la mujer se reporta estable.
«La otra compañera sigue mal, pero va mejor cada día, otras enfermeras se fueron a cuarentena preventiva, tuvieron contacto directo con confirmados y los mandaron a descansar, pues podrían ser portadores asintomáticos», dice una enfermera que ejerce desde hace 12 años.
«Aquí no hay tanto contagio porque otorgaron licencias a los que tenían diabetes, hipertensión, obesidad, embarazadas y mujeres lactando», celebra.
¿Con todo esto, falta de insumos, de protección, has pensado en abandonar el barco?, se le plantea.
«¿Abandonar el barco?, jamás. Amo lo que hago, y me siento feliz de poder ayudar en esto, de poder hacerlo», sostiene.
La enfermera asegura que no tiene miedo al virus, pero sí a contagiar a su madre, que se encuentra en cuarentena total.
«Realmente, no tengo miedo del virus o de contagiarme, me da miedo contagiar a mi madre (de 70 años), por eso no entro a su casa, ni me le acercó. Pero miedo al virus, no. El miedo te nubla la conciencia, y yo necesito estar bien atenta a todo lo que hago para cuidarme bien», explica.
«Cuando voy a Xalapa, a llevarle comida, pues no entro a su casa, le llevo la despensa y la paso por la ventana; ella la lava toda antes de acomodarla. Tiene desde que empezó esto que no la abrazo. Prefiero eso a que enferme».