ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
La «calma» en la Ciudad de México se siente, el silencio que se invade por tiempos largos, medias horas o más, te hace sentir que algo pasa en la capital y que hay dolor, tristeza, olor a muerte y mucha inconformidad social. De pronto la sirena de alguna patrulla te vuelve a la realidad, son tiempos de Covid y escuchas el famoso y también odiado «Quédate en casa» porque los gobiernos no lo completan con apoyo alimentario o con trabajo para los capitalinos. Entonces llega a tu memoria que hace dos días fue el primer domingo, desde que empezó la pandemia, con más muertos, 1,044; ahora, en total en México hay 185 mil 122 casos y 22 mil 584 muertos. Aquí, en la Ciudad, también la autoridad está «enloqueciendo» como el gobierno federal de AMLO: ignora a la gente, le niega apoyos, la maltrata y se burla de ella.
El primer día de esta semana fue complicado; ese silencio en algunas zonas de la capital intentó huir al realizarse cinco protestas: integrantes del gremio de la música, el espectáculo y el entrenamiento solicitaron que se les apoye con recursos por al menos seis meses debido al paro laboral por la pandemia; choferes de plataformas digitales, como Uber y Didi, que se concentraron en la Secretaría de Economía, solicitaron que se les permitiera ser beneficiarios de los «Créditos a la palabra» del gobierno de la Ciudad, y es que su trabajo no les ha podido generar presupuesto para medio vivir.
También los repartidores de comida se reunieron en las oficinas de la plataforma digital Rappi, reclamaron atención laboral y seguridad; los llamados pueblos originarios del Movimiento Social por la Tierra acudieron al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y exigieron que el gobierno les preste atención en materia de recursos de protección ambiental, justicia hacia los pueblos y los conflictos agrarios en las zonas indígenas.
La quinta protesta se dio desde de las 7 de la mañana, donde un grupo de 200 desalojados del predio «Tempiluli», ubicado en la alcaldía Tláhuac, le exigió a Claudia Sheinbaum una alternativa de vivienda. Los inconformes denunciaron que en plena pandemia por Covid-19, por órdenes de la funcionaria se les desalojó, a pesar de que aseguran ser los legítimos dueños del predio que habitaban y que cuentan con los papeles correspondientes que lo prueban.
Las manifestantes, que llegaron a las 6:40 de la mañana, casi en pleno aguacero matutino, como era de esperarse ninguna autoridad de la jefatura de gobierno los atendió, pero dejaron claro que continuarían con sus manifestaciones los días martes y miércoles de esta semana, porque lo que se cometió en su contra es un agravio e injusticia y ahora niños, mujeres y ancianos no tienen casa a dónde ir. Se retiraron alrededor de las 10 de la mañana.
Parecía que para los habitantes maltratados por el gobierno morenista de la capital todo había terminado solamente en una jornada más de manifestación. Sin embargo, cerca de las 12 del día, el teléfono celular de Jonathan González San Juan, líder de los colonos, sonó y era ni más ni menos que Félix Arturo Medina Padilla, subsecretario de gobierno, quien en el 2018, durante unos cinco meses, fungió como jefe delegacional sustituto en la alcaldía de Tláhuac.
El teatro estaba armado; Arturo Medina, como si se hubiera enterado apenas unos minutos antes, que su máximo jefe había anunciado que para el miércoles 24 de junio, la conferencia mañanera se haría en el ayuntamiento de la Ciudad de México, al lado de Claudia Sheinbaum. Entonces, el funcionario local tenía que actuar inmediatamente para evitar pasar malos ratos al presidente de México y a su jefa principal, pues la protesta que horas antes se había hecho, regresaría.
El teléfono sonó, sonó y sonó y la insistencia hacia Jonathan González fue una reunión inmediata; vaya, la primera vez que un funcionario insiste tanto para una reunión. Sin más, el líder de los colonos aceptó la propuesta; pero su sorpresa fue más cuando al llegar a la oficina del funcionario hasta con el ofrecimiento de un cafecito fue recibido, eso sí, la puntualidad de Arturo Medina no fue tan buena, pues por varios minutos hizo esperar al líder social. Pero que importa así se las gastan los burócratas gubernamentales, y además el cafecito estaba bueno y la atención de un gobierno morenista parecía que, por fin, «valía la pena».
Un de los mensajes para el líder de los colonos que hoy no tienen casa fue claro, que el funcionario de la Ciudad de México no quería ni quiere que fueran a protestar mañana miércoles; el café y la buena recepción no eran de buena intención. El subsecretario conoce muy bien Tláhuac y sabe que hay injusticia y arbitrariedad hacia los habitantes desalojados; también conoce muy bien a los líderes Jonathan González y a Gloria Brito Nájera y sabe que no van a traicionar a sus compañeros del predio Tempiluli si no hay respuesta clara y real a la petición de una alternativa de vivienda.
Ayer, todo parece, que tanto Claudia Sheinbaum como Arturo Medina tuvieron que hacer reverencia y decir: ¡a sus órdenes señor Presidente! La faramalla para la reunión de ayer y otra programada para este día, más el cafecito y la buena atención sólo es para evitar la protesta del miércoles. Veremos si hay respuesta real de Arturo Medina o si es buen discípulo de López Obrador y su jefa inmediata. Por lo pronto, para el miércoles esta protesta parece no ser la única.
El clímax no político…
Y a otro morenista, (perdón, priista dicen quienes no lo conocen) que se le armó también la bronca este lunes fue al gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat; pues en el Ayuntamiento de San Mateo del Mar, de la comunidad Ikoots del Istmo de Tehuantepec, se confirmó el asesinato de 15 habitantes, 20 heridos y 30 desaparecidos como resultado, supuestamente, de un conflicto político-electoral entre la cabecera municipal y otras comunidades.
Las víctimas, al parecer, fueron torturadas y quemadas vivas; de acuerdo con la autoridad municipal, que informó en un comunicado, eran originarias de la agencia de Huazantlán del Río; todo fue, según se sabe, por un conflicto que se arrastra desde la elección municipal, conflicto que escaló desde el medio día del domingo tras un enfrentamiento en un filtro sanitario contra el Covid-19, instalado en la agencia La Reforma, por el cual chocaron amabas partes en disputa. El supuesto conflicto fue entre los seguidores del edil Bernardino Ponce y un grupo de comunidades y autoridades auxiliares que no lo reconocen como presiente municipal.
Oaxaca ha sido escenario de conflictos agrarios y políticos entre los pueblos y que ningún gobernador del estado ha podido trabajar en serio para garantizar la paz y tranquilidad; por ejemplo, se sabe que durante la administración del padre de Alejandro Murat y la de Ulises Ruiz, hubo decenas de conflictos y se cree que muchos de ellos fueron operados desde el mismísimo gobierno estatal para tener controlados a los grupos y a la población de acuerdo al interés político en turno; pero, lamentablemente, quien paga por esa indiferencia es el pueblo, son los pobladores con la pérdida de vidas humanas.
Alejandro Murat ha estado «jugando» al gobierno estatal, su cercanía a López Obrador no le ayudará en nada y ahora tendrá que trabajar en serio para evitar que su gobierno no se empiece a colocar como un gobierno violento y que no puede garantizar la paz para sus gobernados. Ayer, también le reclamaron a su Fiscalía y a él mismo que esclarezca los crímenes que se han dado en Yosoñama y que se deje de calumniar y acosar a los habitantes de la comunidad. Alejandro Murat aún está a tiempo de trabajar por el bien de Oaxaca; pero parece que está muy lejos de hacerlo. Por el momento, querido lector, es todo.