En la reciente evaluación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) al Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños Hijos de Madres Trabajadoras, que suplió a las Estancias Infantiles, se detectó que no hay indicadores claros para saber si realmente está funcionando.
Se detalla que no se pudo evaluar si el proyecto está contribuyendo en sus objetivos, “al no contemplarse contraprestaciones y consecuentemente un seguimiento específico sobre el uso de los apoyos. El programa no necesariamente genera información sistematizada sobre la participación de las mujeres beneficiarias”.
Al respecto, se recomienda generar información sobre el acceso o permanencia de las beneficiarias en el mercado laboral o en los estudios, que es el objetivo de brindar el recurso, así como del número de beneficiarias (que tengan las mismas características) para evaluar el impacto en la participación de las mujeres en el mercado laboral.
Este año, el programa tiene en su lista de beneficiados a 133 mil 188 menores, pero representa apenas 15% de las personas que requiere el subsidio federal, ya que la población objetivo se estimó en 860 mil 228 personas en el primer trimestre del año anterior.
Para el cálculo se tomó en cuenta un subconjunto de la población potencial, incluidas las personas que se encuentren en condición de ocupación disponible, desocupada, subocupada y ocupada en el sector informal o formal, y específicamente se refiere a las personas que no tienen empleo, que buscan o tienen una plaza que no les brinda seguridad social o el acceso a los servicios de cuidado y atención infantil.
Sin embargo, el Coneval indica que si bien cuenta con definiciones y estimaciones agregadas de su población potencial y objetivo, no es una estimación exacta, ya que no es posible suponer que todas las personas que cumplen con la definición de la población potencial estarían interesadas en participar en el programa.
Además de que no se aporta información estadística más específica sobre la problemática de las madres y padres solos que habitan en los municipios o las zonas de atención.
Otra deficiencia encontrada es que no hay información sistematizada que permita conocer la demanda total de apoyos, ya que el año pasado no establecieron espacios para que se presentaran solicitudes, debido a que no se tenía previsto incorporar a nuevas personas, “lo que implicó no tener una referencia de cuántas personas estarían interesadas en incorporarse en el año”.