La Constitución que él mismo elaboró en 2008 le impide presentarse de nuevo a las elecciones presidenciales de Ecuador. Pero Rafael Correa, según sus propias declaraciones, considera que, luego de tres años fuera del palacio de Carondelet, su patria necesita que vuelva a concurrir a las urnas. Lo hará, si es que así termina de definirse la papeleta, como vicepresidente al lado de un nombre que hoy sigue siendo una incógnita. Esos planes han recibido esta semana el espaldarazo de la justicia electoral. Un juez del Tribunal Contencioso Electoral dejó sin efecto la suspensión del partido que cobija al correísmo que había impuesto la autoridad que vigila los comicios.
Sobre el movimiento Fuerza Compromiso Social, que sirvió de plataforma para los candidatos afines a Correa en las elecciones municipales y provinciales, pesaba hasta este 1 de agosto una medida cautelar que dejaba en vilo sus derechos de participación política. El Consejo Nacional Electoral acataba así, so pena de multa y destitución, una orden de la Contraloría General del Estado que recomendaba, con carácter obligatorio, eliminar a esa organización y otras tres por no haber cumplido con todos los requisitos de inscripción, como la recogida de firmas suficientes. Pero un juez desvaneció el obstáculo ante el reclamo administrativo de una de las cuatro formaciones bloqueadas.
Levantado el veto, el Consejo Nacional Electoral ha presentado un recurso de apelación para que sea el pleno del tribunal –y no solo un juez– el que dirima si Fuerza Compromiso Social y las otras tres plataformas pueden o no colocar candidatos en las elecciones presidenciales de 2021.
En tanto se agota la vía administrativa, el entorno político afín a Rafael Correa ha movido fichas hacia posibles compañeros de Correa en la fórmula presidencial.
Marcela Aguiñaga, asambleísta que revalidó su curul con el presidente Lenín Moreno pero se mantuvo fiel al correísmo al escindirse este del oficialismo en 2017, lanzó en sus redes sociales un video con la voz de Rafael Correa como hilo conductor. “Jamás defraudaré a mis compatriotas y consagraré todo mi esfuerzo, con la ayuda de Dios y bajo las sombras libertarias de Bolívar y Alfaro, a luchar por mi país”, se escucha decir al exmandatario, mientras Aguiñaga camina por el plenario de la Asamblea Nacional. Pese al lanzamiento, la legisladora aclaró que ella está “apoyando el proceso, más allá de cualquier posición electoral”. En redes, ratificó esa postura y precisó que las candidaturas están aún por definirse. “No hay tiempo para odios ni divisiones, es momento de reconstruir el país”. No es la primera vez, no obstante, que su nombre ronda entre las figuras de proyección electoral.
En la misma semana, también la hermana del exmandatario, Pierina Correa, acentuó su implicación en un eventual retorno del correísmo promoviendo otro video en donde cuestiona la sentencia judicial por sobornos que podría impedir a Rafael Correa su participación en la carrera hacia 2021. En la producción aparece la hermana y varios ciudadanos anónimos recordando los logros de su líder. “Si por conseguir becas y progresar, quieren meter preso a Rafael Correa, yo también voy preso”, defiende una de las protagonistas. Si la condena a ocho años de cárcel se vuelve firme –al agotarse la vía de los recursos judiciales– antes de que Correa cristalice la inscripción de su candidatura, quedaría inhabilitado para la campaña.
Ese sería el impedimento definitivo si opta por postularse como vicepresidente, de acuerdo a las posibilidades que él ha planteado en varias ocasiones, o como asambleísta. En cambio, el bloqueo jurídico de Fuerza Compromiso Social podría sortearse con un plan B en caso de que la justicia electoral borre a la organización del tablero político. Hace dos semanas, Correa participó en un evento de presentación de una alianza política que, bajo el nombre de UNES -Unión por la Esperanza-, incluye al partido Centro Democrático, que está libre de cuestionamientos formales y que en convocatorias previas ha concurrido a las urnas junto con Alianza PAÍS, en la etapa en la que Correa aún era presidente de Ecuador.