Una temporada en el infierno
Luis Fernando Soto
|La semana pasada, Miguel Barbosa Huerta decidió suspender la emisión de un mensaje con motivo de su primer año al frente del gobierno del estado de Puebla. La excusa del mandatario morenista fue la denuncia interpuesta por el PAN en su contra por presunta promoción política.
Aunque minimizó la importancia de la “oposición panista” y su melodramático enfrentamiento con la presidenta estatal del blanquiazul, Genoveva Huerta, Miguel Barbosa no presentó ningún informe sobre el trabajo realizado por su administración en 12 meses, calificados por columnistas, periódicos y revistas como “un año lleno de pleitos y cero obra pública”.
Pero vayamos a los datos duros, a las odiosas comparaciones entre la administración anterior, encabezada por el fallecido Rafael Moreno Valle, ex socio político del entonces senador perredista Miguel Barbosa.
El 23 de enero de 2012, el gobernador panista ya presumía 7 mil millones de pesos de inversión en infraestructura, “como nunca en la historia de Puebla”, arengaba Rafael Moreno Valle en el Centro Expositor.
En su primer informe, Moreno Valle dio cuenta del inicio de la construcción del Viaducto de la Calzada Ignacio Zaragoza; el distribuidor vial de la carretera a Santa Ana Chiautempan; el paso inferior de la Calzada Zavaleta; el distribuidor vial Momoxpan y la ampliación del entronque de la UDLAP, así como la pavimentación con concreto hidráulico de la Calzada Ignacio Zaragoza y del bulevar Esteban de Antuñano, además del inicio de la construcción de la Línea 1 de la Red Urbana de Transporte Articulado, RUTA.
Fue un año dorado para Moreno Valle: Apapachado por el presidente Peña Nieto, rodeado de los líderes nacionales de los partidos que formaron la coalición Compromiso por Puebla; con un liderazgo evidente entre los gobernadores del país; su cercanía con rectores de universidades y grupos empresariales, además de una intensa campaña de promoción de la marca Puebla que generó cifras récord en el número de turistas.
“Que cambiada está Puebla”, era la frase de propios y extraños. Moreno Valle conservó el famoso “bono democrático” por lo menos tres años, hasta que vinieron las críticas a los sobrecostos en obrás públicas; la opacidad en el manejo de recursos; el encarcelamiento de miembros de la 28 de Octubre y el caso Chalchihuapan, en julio de 2014, que dejaron una mancha de autoritarismo al panista, que nunca se pudo quitar de encima.
Pero el primer año de gobierno fue esplendoroso para Moreno Valle, en comparación con el morenista Miguel Barbosa, que apenas el 17 de julio anunció la rehabilitación del Periférico Ecológico, del bajo puente de la autopista México-Puebla, así como de las carreteras Interserrana, Intermixteca y de la Sierra Negra.
Un mes antes, el gobernador de Puebla decía que la obra pública no era una prioridad para su gobierno, porque la pandemia del Covid-19 impedía ejecutarla, aunque tuviese varios proyectos.
Tampoco mejoró la transparencia en el manejo de recursos públicos. Al contrario. De acuerdo con El Sol de Puebla, en 2019 “la administración de Miguel Barbosa Huerta entregó por adjudicación directa 116 obras por un monto de casi 152 millones de pesos; mientras, que en los primeros meses del 2020, se dieron ocho proyectos por 26 millones de pesos, también por adjudicación directa e invitación restringida, pese a que estas modalidades de contrato han sido cuestionadas por impedir la competencia”, dice una nota publicada el pasado 29 de junio.
En lo político, a Miguel Barbosa se le ve solo. No se borra de la conciencia mediática nacional aquella escena en Cholula, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador menospreció al gobernador poblano; pasó de largo y dejó atrás al ex perredista, que se sostenía con su bastón en el escenario montado en el ex convento franciscano.
Barbosa está confrontado con alcaldes de su propio partido; con líderes de otros partidos políticos; con rectores de universidades; con organizaciones sociales; con integrantes del gabinte federal y con los mismos miembros de su equipo, lo que ya provocó la renuncia de los secretarios de Salud y Cultura en plena pandemia. Ocho de cada 10 poblanos reprueban su gestión, de acuerdo con casas encuestadoras como Arias Consultores, lo que se traduce en un “divorcio incómodo” entre la ciudadanía y el gobierno estatal.
Miguel Barbosa nunca gozó del “bono democrático”. Los resultados de la elección extraordinaria del 2 de junio de 2019 anunciaban la llegada de un gobernador impopular, indeseado e impuesto por Morena y el lopezobradorismo. Aquí los resultados de esa decisión.