La crisis económica derivada de la pandemia por covid-19 está afectando a un grupo considerable de la población que ha quedado desempleada. Desde grandes multinacionales, hasta pequeños comercios, son muchos los sectores a los que les llegó el “castigo económico”; sin embargo, si se hace una aproximación más cercana a la población afectada, parecería ser que “tiene cara de mujer”; estos son los datos que lo demuestran.
Las decisiones que se han tomado para reducir el número de contagios por covid-19, ha afectado seriamente a las mujeres trabajadoras informales, quienes han perdido su sustento de vida de forma casi inmediata, sin ninguna red o posibilidad de sustituir sus ingresos diarios.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo elaborada por el INEGI, lo más grave es que la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral en México es de 45%. Seis de cada diez mujeres de la población económicamente activa femenina no tienen acceso a trabajos formales.
El informe elaborado por ONU Mujeres México “COVID 19: Respuesta con igualdad de género en el ámbito laboral”, señala que el 99.2% de las trabajadoras del hogar no cuentan con un contrato escrito que especifique sus actividades, duración de la jornada laboral, prestaciones y vacaciones.
Es importante resaltar que una gran parte del empleo de las mujeres se encuentra en la economía informal. Son trabajos que carecen de derechos laborales y protección social, incluida la atención médica, la baja por enfermedad o las prestaciones por desempleo.