Por: Ehécatl Lázaro
|Para los mexicanos Vietnam no es un país conocido. Es poco lo que llega hasta nosotros de ese lugar distante y pequeño. Y, sin embargo, es uno de los países que mejor han enfrentado la pandemia a nivel mundial. A pesar de no ser un país de altos ingresos, Vietnam ha respondido a la emergencia sanitaria mejor que Estados Unidos, Alemania o Reino Unido. Desde esta perspectiva, Vietnam puede equipararse a países como Cuba, isla que ha manejado la pandemia con más éxito que las grandes potencias del mundo, incluso con todos los problemas derivados del bloqueo estadounidense. Pero el caso de Vietnam es todavía más interesante por su ubicación geográfica: comparte 1,500 kilómetros de frontera con China, origen de la pandemia y principal foco de infección a principios de 2020. ¿Cómo le ha hecho Vietnam para tener solo 10 muertes por covid-19 en un país de 95 millones de habitantes?
Empecemos con los datos. El primer caso positivo de covid-19 en Vietnam se registró el 17 de enero; fue un hombre que el 13 de enero viajó de Wuhan, China, a la ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam, y comenzó a tener los síntomas de la nueva enfermedad. Fue también en esos días cuando se registraron los primeros casos de covid-19 en Estados Unidos (15 de enero), Alemania (27 de enero) y Reino Unido (31 de enero). A partir de ese momento el virus se expandió por todo el mundo, contagió a millones y cobró la vida de miles, haciendo estragos en la economía global. Desde su primer caso de covid-19 hasta el 26 de julio, Estados Unidos acumuló 4,233,927 contagiados y 146,934 muertos, Alemania 206,667 contagiados y 9,124 muertos y Reino Unido 301,020 contagios con 45,837 muertos. En el mismo periodo, Vietnam acumuló solo 415 contagios y cero muertos. Sí, ese es el dato correcto: cero muertos por covid-19 en siete meses de pandemia.
La clave del éxito vietnamita residió en la actuación rápida. En enero, el gobierno prohibió todos los vuelos desde o hacia China, en febrero puso en confinamiento a las comunidades cercanas a la capital del país y en marzo estableció cuarentena obligatoria para todos los que entraran al país, al mismo tiempo que cancelaba todos los vuelos internacionales. Desde enero, cuando apenas había diez casos confirmados con la nueva enfermedad, el primer ministro le declaró la guerra al virus y el gobierno comenzó una campaña de comunicación masiva para que la población usara mascarilla y aplicara medidas de distanciamiento social. Las pruebas jugaron un papel fundamental para detectar los casos positivos, aislarlos y cortar las cadenas de contagio. Así, por ejemplo, se realizaron 4,000 para detectar a quienes habían estado en contacto con 12 personas que se contagiaron en un bar de Ho Chi Minh. Gracias a todas estas medidas, Vietnam registró tres meses seguidos sin detectar un solo caso positivo de covid-19, lo que le permitió retomar sus actividades económicas y sociales con normalidad.
Además de estas medidas, la atención médica de calidad fue un factor clave para evitar los decesos por coronavirus. La lucha por rescatar a todos los enfermos de covid-19 puede resumirse en el famoso caso del “paciente 91”. Se trata de un piloto escocés de 43 años que recientemente se había mudado a Vietnam cuando comenzó la pandemia. Se contagió en marzo y ese mismo mes fue ingresado a un hospital de Ho Chi Minh, donde tuvo que ser conectado a un respirador por la delicada condición en la que se encontraba su cuerpo a causa de la enfermedad. Dado que tenía una disminución importante en el funcionamiento de los pulmones, los riñones y el hígado, los médicos llegaron a calcular que solo tenía 10% de probabilidades de sobrevivir. A pesar de ello, los médicos más competentes del país trabajaron esmeradamente para devolverle su buena salud y el 12 de junio consiguieron que el piloto Stephen Cameron despertara, después de estar en coma y conectado a un respirador durante diez semanas. El propio Cameron declaró después: “si hubiera estado en casi cualquier otro lugar de planeta, estaría muerto. Habrían pulsado el interruptor después de 30 días”. Hubo una lucha feroz por evitar los decesos.
Las cosas han comenzado a cambiar en Vietnam desde el pasado 27 de julio, cuando volvieron a registrar enfermos de covid-19 luego de tres meses sin casos positivos. Las autoridades notaron que la transmisión del virus detectado en la ciudad de Denang se transmitía más rápidamente y anunciaron nuevas medidas: se evacuarían 80 mil turistas nacionales que se encontraban vacacionando en esa ciudad, se prohibirían las actividades masivas y se cerrarían los establecimientos comerciales que no se consideraran indispensables; por otro lado, comenzaría una campaña masiva de aplicación de pruebas para detectar los contagios, aislarlos y romper las cadenas de contagio. A pesar de todo, al 6 de agosto Vietnam ya registraba 750 enfermos de covid-19 y 10 decesos. El pueblo vietnamita y su gobierno enfrentan ahora el reto de controlar esta nueva ola.
El caso de Vietnam no sería útil si no nos sirviera a los mexicanos para contrastar lo que pasa en nuestro país. El 6 de agosto, México alcanzó 462,690 contagios y 50,517 muertos por covid-19. Según el Fondo Monetario Internacional, la economía de México es la número 15 a nivel mundial por el tamaño de su PIB, mientras que la economía de Vietnam es la número 49; el PIB per cápita de México es de 9 mil euros y el de Vietnam es de 2 mil; la población de México no es mucho más grande que la de Vietnam (hay una diferencia de 30 millones); y México se encuentra mucho más lejos de China -el origen de la pandemia- que Vietnam. Con todas las condiciones a su favor, el manejo de la pandemia que ha hecho México es desastroso. Es justo exigirle al gobierno que asuma su responsabilidad y encabece las medidas necesarias para controlar la enfermedad y sus terribles consecuencias para el pueblo mexicano. Hasta ahora ni Andrés Manuel ni López-Gatell lo han hecho. Lo peor es que tampoco parecen dispuestos a hacerlo.