Por Rosa María Dávila Partida
|Nuestra patria no tiene el vigor físico y espiritual que necesita para enfrentar sus graves retos, varias dolencias la aquejan. En el terreno político social la salud pública y la democracia están gravemente dañadas. En el sanitario la pandemia del Coronavirus fuera de control cobra más muertes cada día, sin que se le vea fin, y el desabasto de vacunas para los infantes, reportado en doce entidades federativas, forman un cuadro en extremo alarmante. Todos los ciudadanos necesitamos estar informados de esta problemática que nos asfixia.
La salud pública y la democracia son atropelladas por acciones del propio gobierno de la república que, sin ningún recato, violenta el orden jurídico. Pongo tres ejemplos. La prostitución del derecho con el uso de testigos protegidos, caso Lozoya, donde el delincuente no recibe el castigo correspondiente. La manipulación de instituciones que deberían ser autónomas del poder ejecutivo, como es el caso del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que, sin embargo, se pliegan dócilmente al mandato presidencial para bloquear el registro del Movimiento Antorchista poblano como partido político local, a pesar de haber cumplido con todos los requisitos legales en tiempo y forma. Finalmente, el clima de terror implantado en Puebla para perseguir a los adversarios políticos del gobernador Miguel Barbosa, mediante la fabricación de delitos y de órdenes de aprehensión en contra de dirigentes populares.
Las muertes por Coronavirus rebasaron ya la barrera de los 55 mil, colocando a México en un ignominioso tercer lugar mundial, y al gobierno como unos de los que peor han manejado la pandemia. Ante este desastre no basta con decretar el duelo nacional, acción que no ataca el problema y hasta suena a burla. Lo que urge es tomar las medidas urgentes ampliamente demostradas por la experiencia internacional: decretar el uso obligatorio de cubrebocas, aplicar las pruebas necesarias para detectar los centros de contagio y darles el debido seguimiento para contener su expansión; además de dotar al personal sanitario y los hospitales de los equipos e insumos que requieren para salvar vidas y, de manera urgente, que las autoridades se unifiquen para alertar a la población sobre el peligro y actúen en consecuencia, es decir, que AMLO se ponga cubrebocas y deje de engañar a la población con mensajes adormecedores. En una palabra, falta que el gobierno se proponga enfrentar al covid-19 y no nos deje abandonados a nuestra suerte. Es cierto que no fue su culpa el surgimiento de esta emergencia sanitaria, pero si es su completa responsabilidad el manejarla de manera de reducir al mínimo las muertes y los contagios.
Los diarios nacionales del jueves seis de agosto informaron que en doce entidades existe desabasto de vacunas: Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Aguascalientes, Jalisco, Tlaxcala, Guanajuato, Veracruz, Guerrero, Morelos, Oaxaca y Chiapas, según declaraciones de padres de familia y autoridades de Salud locales. Son los medicamentos para prevenir que los infantes se contagien de rotavirus, tuberculosis, difteria, tétanos, virus del papiloma humano, sarampión, rubéola. Se dan casos como el de Oaxaca que ya cumplió un año ocho meses sin que le suministren lotes de la vacuna BCG. Otra vez las medidas improvisadas en materia de salud; recordemos el famoso esquema de concentración de compras que dio al traste con el sistema anterior que más o menos funcionaba, pues logró coberturas del 88 por ciento y el 90 por ciento del territorio nacional. A tal grado llega la alarma de los padres de familia que 172 organizaciones dirigieron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador (Excélsior, 4 de agosto de 2020), en la que solicitan que el programa nacional de vacunación y su presupuesto de dos mil 89 millones de pesos no se vean afectados por los recortes presupuestales.
Estamos sufriendo las consecuencias del gobierno unipersonal de un presidente que menosprecia la ciencia en sus resultados y en su método; que no escucha a los pocos expertos que tiene alrededor y considera su opinión como la única correcta. Lo arriba mencionado ¿no son ejemplos de un gobierno inepto e irresponsable? Todos debemos preocuparnos de salvar la salud de la patria. México necesita la acción de todos los ciudadanos que se preocupan de su presente y su futuro. Que conste.