Entrevista a Atilio A. Boron
«Rusia ha dado varias sorpresas, incluso en la época soviética cuando se esperaban ciertos desarrollos tecnológicos que ellos hicieron mucho antes de lo esperado», dijo a Sputnik el politólogo Atilio Borón sobre el anuncio de Moscú de haber registrado la primera vacuna para combatir el COVID-19.
La URSS se anotó varios triunfos en la carrera espacial que en plena Guerra Fría libraba con EEUU, como la colocación en órbita del primer satélite artificial que se conoció como Sputnik (satélite, en ruso). «No por casualidad a esta vacuna le pusieron Sputnik V», señaló Borón a Sputnik.
«Había la certeza de que EEUU estaba por lanzar el primer satélite artificial, que era una gran conquista en la historia de la humanidad. Es más, puso como fecha mediados de julio de 1956. Eso no funcionó y de repente, como salida de la nada, el 4 de octubre de 1957 la URSS lanza el Sputnik, y dejó al mundo en estado de profundo estupor», recordó el politólogo.
El analista internacional resaltó «estupor y temor» al referirse a «la típica reacción paranoica norteamericana de llenar de cartelitos negros, que todavía están sobre todo en Nueva York a la entrada del metro o de galerías, con el símbolo de la energía nuclear indicando que era un refugio atómico».
En aquel entonces la noticia del lanzamiento exitoso del Sputnik provocó una alarma generalizada en Washington porque se creía que «iba a ser el arma para hacer bombardeos atómicos sobre ciudades americanas», contextualizó.
Hoy como ayer
El anuncio sobre el registro de la vacuna rusa provocó un impacto internacional. Borón consideró que «tuvo una repercusión enorme», aunque señaló que «por supuesto los grandes medios, totalmente leales y subordinados a los dictados de los EEUU, salieron a decir que faltaba la fase 3».
Insistió en que las potencias «no muestran todas las cartas porque, sobre todo en momentos como este, la vacuna pasa a ser un dispositivo de enorme importancia para que los Gobiernos tengan ventaja», aportando «réditos políticos que no son nada marginales, sino todo lo contrario».
Para Borón, Putin «en sus movimientos internacionales se maneja con un grado de racionalidad y frialdad eminentemente cerebral», cuyas acciones «se corresponden exactamente con lo que dice».
«No veo a Putin movido por emociones muy fuertes o por el entusiasmo que le produjo un descubrimiento científico. Él hace anuncios si está 100% seguro», enfatizó el experto.
¿Que 20 años no es nada?
El analista argentino consideró que en los últimos 20 años, desde que «Putin ha tomado las riendas» en Rusia, desarrolló una tarea que reinstaló al gigante euroasiático «en el papel que le corresponde». (…) Desde Catalina la Grande para acá, Rusia siempre fue un actor protagónico. Y la idea de que desaparecida la URSS se convertiría en un papel irrelevante era absurdo y evidentemente quedó más que demostrado».
Según Borón esto no se sostiene solo con el hallazgo de la Sputnik V, sino entre otras cosas por «el papel estabilizador de Rusia en algunos de los grandes focos de tensión internacional, en especial en Medio Oriente».
«El desquicio que armó EEUU en Siria, al implantar a ISIS que empezó a degollar y decapitar a los ‘infieles’, se salió totalmente de control hasta que Rusia tomó cartas en el asunto y logró resolver el tema», expresó el politólogo y sociólogo argentino. «Eso habla de una eficacia del control estatal muy fuerte y que evidentemente no pasa desapercibido para ningún actor importante de la escena internacional», concluyó.