ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
|Un niño ríe, corre e intenta, con sus manitas, sostener el agua que emerge a chorros del pavimento entre luces de colores y al ritmo de las Fuentes danzarinas para elevarse a los pies de la imponente escultura del Guerrero Chimalli, ubicada en una de las explanadas del Paseo Turístico Chimalli.
Ésta es la primera panorámica que uno se encuentra al llegar a Chimalhuacán. Una imagen completamente distinta a la que existió antes del año 2000. Y si alguien duda o dice que miento, yo sostengo que en diciembre de 1994 pisé por primera vez esas mismas calles que en nada se parecen a las de hoy; entonces estaban cubiertas de basura, no faltaban los perros muertos, las ratas corrían por todos lados y abundaban los carretones recolectores de desperdicios, uno de los negocios de la hoy fallecida Guadalupe Buendía, quien durante varias décadas controló Chimalhuacán y mantenía a sus habitantes en la miseria y la marginación. En ese entonces vine a la Ciudad de México por primera vez, cumpliendo el sueño de todo provinciano; al instante quedé decepcionado: no era el México que me habían descrito y había imaginado.
Aún recuerdo el rostro de la gente, era adusto e indiferente y de inmediato entendí: nadie puede vivir alegre cuando las calles no tienen pavimento, están encharcadas y son un lodazal permanente; el agua estancada y descompuesta olía muy mal porque no había drenaje, las noches eran muy oscuras, pese a que Chimalhuacán era mayoritariamente un municipio “dormitorio”, una enorme “ciudad perdida”, como bien la caracteriza el escritor Alejandro Envila Fisher en su libro Chimalhuacán. De ciudad perdida a municipio modelo.
Este 18 de agosto se cumplirán 20 años de que Chimalhuacán inició ese cambio de estatus socioeconómico al que alude Envila. Hoy, este municipio es un modelo para México por el funcionamiento de sus servicios públicos. Mientras el Covid-19 ya provocó más de 55 mil muertos y los contagios suman más del medio millón en el país, las víctimas de la pandemia corresponden en Chimalhuacán a las de un municipio de “primer mundo”, pues sus autoridades, encabezadas por el alcalde Jesús Tolentino Román, han habilitado políticas de apoyo social y estrategias sanitarias que han contado con la respuesta solidaria de la población.
A dos décadas del 18 de agosto en que nació el gobierno del “Nuevo Chimalhuacán”, que ha dado continuidad a sus proyectos de desarrollo integral, el municipio se ha convertido en una “Atenas Mexiquense”, pues cuenta con más de 10 universidades, múltiples museos y espacios para la difusión de las bellas artes, y un planetario digital considerado el segundo más grande de México. Además las calles de Chimalhuacán están pavimentadas, iluminadas y bien pintadas.
Entre sus instalaciones destacan el auditorio Acolmixtli Nezahualcóyotl y el Complejo Deportivo Noé Hernández, que cuenta con alberca olímpica y fosa de clavados, para el disfrute cotidiano de las familias chimalhuacanas y sus vecinos de los municipios colindantes. En materia de difusión cultural y obras y servicios básicos, Chimalhuacán supera a gran parte de la región oriental del Valle de México; ésta es la razón por la que hoy sus habitantes tienen el rostro alegre como el de esos niños que corren tras el agua que cambia de colores al ritmo del Huapango, de José Pablo Moncayo.
Hoy Chimalhuacán es progreso porque es el pueblo organizado el que avanza sin detenerse, guiado por sus autoridades. Este pueblo guerrero y valiente se toca el corazón, inclina la cabeza y rinde un homenaje a los “Mártires del 18 de agosto, a los Mártires de Chimalhuacán”, hombres y mujeres a quienes los enemigos del progreso arrebataron la vida en un atentado criminal orquestado desde el poder político y económico. Esta fecha está grabada en la mente y corazón de cada chimalhuacano.
Quienes atestiguamos el antes y el ahora de Chimalhuacán damos fe de los sorprendentes cambios que este municipio ha tenido en solo 20 años. No hay duda, los pueblos que están bien organizados, educados y cuentan con la guía de verdaderos líderes sociales, como Jesús Tolentino, Maricela Serrano o Telésforo García, salen de la pobreza y la marginación. Chimalhuacán ya no es una “ciudad perdida”, hoy es un municipio modelo, moderno; y todos los mexicanos deben votar por quienes impulsen estos proyectos y jamás por los políticos demagogos que hoy tienen a México en crisis política, económica y social; y menos por políticos como el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien sobre su conciencia carga con más de 108 mil muertos, unos por homicidios y otros por el Covid-19. Por el momento, querido lector, es todo.