Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) alertó este jueves que, por la pandemia de Covid-19, los jóvenes en esta condición probablemente no tengan oportunidad de retomar sus estudios y se vean obligados a trabajar para ayudar a sus familias.
“Esta situación sin duda va a empeorar. Muchos niños y niñas refugiados probablemente no tendrán la oportunidad de retomar sus estudios por el cierre de escuelas, las graves dificultades para pagar las tasas de matriculación, uniformes o libros, la falta de acceso a tecnologías o porque se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias”, informó la Acnur en su más reciente informe sobre educación durante la pandemia de Coronavirus.
Acnur expresó que a menos que la comunidad internacional tome medidas inmediatas y para contrarrestar los efectos del Covid-19 en la educación de los refugiados, el potencial de millones de jóvenes que viven en algunas de las comunidades más vulnerables del mundo se verá aún más amenazado
“Si se ofrece un mayor respaldo internacional a las personas refugiadas y a sus comunidades de acogida, podremos desarrollar más medios innovadores para proteger los avances fundamentales en la educación de los refugiados obtenidos durante los últimos años”, indicó el Alto Comisionado de la Acnur, Filippo Grandi.
Los datos del informe 2019 se basan en las estadísticas de 12 países que concentran más de la mitad de los niños y niñas refugiados en el mundo.
Aunque la tasa de matriculación en enseñanza primaria es del 77%, sólo el 31% de los jóvenes está registrado en secundaria. A nivel de educación superior, únicamente el 3% de los refugiados han podido matricularse.
De acuerdo con Acnur, las niñas refugiadas ya tenían menor acceso a la educación que los niños y tienen la mitad de probabilidades de continuar sus estudios en educación secundaria.
“Como resultado del Covid-19, la mitad de todas las niñas refugiadas que cursan estudios de secundaria no regresarán a clase cuando las escuelas reabran este mes de septiembre. En los países donde la tasa bruta de matriculación de las niñas refugiadas en secundaria ya era inferior al 10%, todas las niñas corren el riesgo de abandonar sus estudios definitivamente”, alertó el organismo.
La adaptación a las limitaciones impuestas por el virus ha sido especialmente dura para el 85% de las personas refugiadas que viven en países en desarrollo o menos desarrollados.
Celulares, tabletas, computadoras y buena conectividad, o incluso los aparatos de radio, con frecuencia no se encuentran fácilmente disponibles para las comunidades desplazadas, concluye la Acnur.