El Programa de Apoyo a los Usuarios de Crédito concluye este mes. Millones de deudores que pudieron suspender pagos a la banca comercial sin generar nuevos intereses, gracias a la normatividad especial por la pandemia, deberán ponerse al corriente, volver a pagar las altas tasas o, con suerte, esperar una negociación con la banca que implicará incrementar sus deudas en medio de la oleada de desempleo, la caída en la economía y la disminución de salarios.
Rescatada por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) en 1994 con ganancias inéditas por inversiones en los mercados de valores y reservas preventivas históricas para su operación, la banca comercial en México asegura que, tras cuatro meses de prórroga para diferir pagos, no habrá nuevos apoyos generalizados para que al menos 7 millones de clientes con 9.2 millones de créditos vuelvan a posponer pagos en medio de la crisis.
Aún más, el Banco de México ha ajustado por décima ocasión las tasas de interés de referencia de un nivel de 8% en agosto de 2019 a 4.5%, lo que amplía el margen financiero de ganancia de la banca.
Aunque el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera, anunció el 19 de junio que se buscaría extender los plazos para que empresas y personas físicas puedan reestructurar sus deudas sin pagar intereses y capital, hasta ahora el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, dijo que no hay noticias sobre nuevas prórrogas generalizadas y que las negociaciones, si llegan a darse, serán caso por caso a pesar de la baja histórica de las tasas de interés.
Si el cliente quiere beneficiarse de este ajuste que decretó la Junta de Gobierno del Banco de México en las tasas tendría que restructurar su crédito con aportaciones a capital. Esa es la única opción en medio de la crisis.
Entre mayo y junio, la economía mexicana perdió más de un millón 181 mil fuentes de trabajo, con una ligera recuperación al reabrirse la economía. En agosto, el IMSS reportó una recuperación de 92 mil 390 puestos de trabajo, la primera cifra positiva desde la pérdida de empleos de marzo.
Hasta el pasado 31 de julio, en el IMSS se tenían registrados 19 millones 495 mil 952 trabajadores, de los cuales 86.5% son permanentes y 13.5% eventuales.
El IMSS asegura que entre enero y julio se perdieron 925 mil 490 empleos, de los cuales 75.1% eran fuente permanente de trabajo que permiten créditos con descuento a nómina y la estabilidad del ingreso para contratar préstamos hipotecarios.
El expresidente de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef), Mario di Costanzo, asegura que el sector bancario no se enfrenta al riesgo de una nueva crisis por el incremento de su cartera vencida, debido a que exhibe una gran solidez que le evitaría sufrir un riesgo sistémico.
No obstante, prevé un gran problema social porque la cartera morosa a raíz de la pandemia podría sumar 1.25 billones de pesos –aproximadamente 4% del PIB, según la ABM– pues 7 millones de personas enfrentarían problemas de pago.
Préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito, financiamiento automotriz, de nómina, personales, forman la cartera de productos bancarios que se incluyeron en el programa de prórrogas que hizo posible el gobierno federal al autorizar una normatividad especial para la banca en medio de la contingencia sanitaria.
En total son 3.3 millones de tarjetas de crédito –con un índice de morosidad promedio de 10%–, un millón de créditos personales, más de 780 mil financiamientos con descuento a nómina, 332 mil créditos hipotecarios y más de 270 mil financiamientos automotrices.
Al inicio de la pandemia el sector bancario –representado en su mayoría por instituciones de capital extranjero– llegó a un acuerdo con la SHCP para extender el pago de parcialidades sin intereses, un virtual congelamiento de cuentas.