Desde que inició la pandemia de Covid-19, México enfrenta una de las inflaciones más altas en América, por la depreciación cambiaria, la menor producción y la desconfianza de empresas.
Conocida como el impuesto de los pobres por dañar sobre todo a los que menos tienen, la inflación perdió fuerza en las primeras semanas de que el Covid-19 fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 11 de marzo.
Comenzó a repuntar en la segunda mitad de abril, en pleno confinamiento y la suspensión de actividades. La escalada de precios se aceleró en junio, al levantarse las restricciones.
La inflación acumulada ha sido de 0.91% en los últimos seis meses, entre marzo y agosto, mientras que en el mismo periodo del año pasado fue de 0.57%, indica el Índice Nacional de Precios al Consumidor del Inegi.
Es una de las inflaciones más altas del continente, sólo detrás de unos cuantos países.
Venezuela padece las mayores alzas no sólo de América, sino de todo el mundo, con una hiperinflación de casi 500%, de acuerdo con su banco central.
Surinam ha sido la segunda nación con mayor inflación acumulada durante la pandemia, de 33.60% entre marzo y agosto; seguida de Argentina, con 13.70%; Uruguay, con 5.13%, y Perú, con 1.04%, señalan índices de precios de los institutos y oficinas de estadísticas de cada país.
México es el siguiente, con una inflación cuatro veces más alta que Brasil y el doble que Estados Unidos y Chile.
En Colombia, la inflación durante la pandemia ha sido de apenas 0.02%; en Canadá, hay una deflación de 0.29%.
Sin tregua
Contrario a la teoría y lo que se ha observado en la mayoría de los países, en México siempre ha pasado que cuando hay crisis, la inflación no cede, al contrario, se fortalece, explica Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
Esto está relacionado con el tipo de cambio, cuyo traspaso a la inflación es mayor en México que en otras naciones por varios factores, como alta volatilidad del peso y el temor sobre el impacto cambiario en los precios, comenta en entrevista.
La inflación cedió en la mayoría de los países americanos, a pesar de que su tipo de cambio se depreció frente al dólar en la pandemia. En particular, el real brasileño y el peso colombiano arrastran una pérdida más severa que la moneda mexicana desde que inició 2020, indican datos de la agencia Bloomberg.
Considerada una de las divisas más negociadas, el peso mexicano se ha depreciado por la incertidumbre global y la desconfianza en los desequilibrios económicos del país y, hasta este viernes fue la séptima moneda que más valor ha perdido.
La inflación mexicana también creció en la pandemia debido a que el consumo de bienes y servicios cayó en menor magnitud que la oferta, en parte, por las transferencias económicas del gobierno, y porque una proporción importante de las compras se realizan en el mercado informal, expone el directivo de la agencia Moody’s.
Para Coutiño, las empresas y negocios desconfían de los niveles de inflación y las expectativas del consenso de mercado, pues son inconsistentes con la formación de precios en la economía que establecen productores y distribuidores, no analistas.
Heterogeneidad del territorio
Clasificado como el estado más pobre del país, con siete de cada 10 habitantes en esta situación, Chiapas acumula una inflación de 3.43% en la pandemia, casi cuatro veces el promedio nacional, señalan cifras del Inegi.
En cambio, Nuevo León, la entidad con menor población en situación de pobreza, reporta una caída en los precios de 0.05% entre marzo y agosto.
La inflación tiende a dañar a las personas con menos ingreso, quienes deben destinar una mayor proporción de su gasto para hacerse de la cesta de consumo básico, explica José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
En su opinión, la depreciación cambiaria está detrás de la mayor inflación en México, debido a que encareció productos importados. El cierre económico influyó en la producción.
En América Latina, la mayoría de gobiernos lograron cierta estabilidad de precios en sus economías en la pandemia, mientras en países desarrollados, como Estados Unidos y Canadá, hay un marco institucional y empresarial que limita las presiones inflacionarias, expone el directivo del IDIC.
Tanto Coutiño como De la Cruz coinciden en que los precios seguirán subiendo. Si bien destacan los daños de la inflación en crisis, opinan que la falta de empleo es más grave.