Las restricciones que implica vivir en una zona rural pueden potenciar los niveles de pobreza, en particular en países con poco desarrollo industrial. México, siendo un país centralizado, es un claro ejemplo de ello.
Entre los sectores más desfavorecidos en la sociedad están las mujeres, los jóvenes, los pobres y los habitantes de las zonas rurales, una combinación de estas características arroja cifras alarmantes en países como México, así lo dio a conocer el pasado 13 de octubre el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en su estudio de Desigualdad en la mujeres indígenas rurales.
Pobreza rural y pobreza urbana
Antes que nada, se tiene que hacer una distinción entre la pobreza rural, es decir, de las zonas más alejadas del país, y la pobreza urbana, es decir, en núcleos urbanos. Se presentan como opuestos, pues la primera está destinada a tareas de escaso valor añadido, por lo que el nivel de vida es inferior.
Además, esto se agudizó con la emigración del campo a la ciudad a partir de la década de los 60, lo que se dio principalmente en gran parte de los países desarrollados.
Desigualdad en las mujeres indígenas rurales de México
A propósito de la conmemoración del Día de Internacional de las Mujeres Rurales, el CONEVAL dio a conocer los siguientes datos que visibilizan las brechas de este grupo:
- El 79.7% de las mujeres indígenas rurales se encuentra en pobreza; el 35.4% de los hombres no indígenas urbanos está en la misma situación.
- 6 de cada 100 mujeres no indígenas urbanas habitan en viviendas precarias sin acceso a agua entubada, o donde cocinan con carbón o leña sin tener chimenea. En el ámbito rural, esta relación asciende a 75 de cada 100 mujeres indígenas.
- Únicamente el 38.7% de las mujeres indígenas rurales concluyeron el nivel educativo obligatorio de acuerdo con su generación de nacimiento. Este porcentaje se ubica en 80% para mujeres no indígenas urbanas.
- 98 de cada 100 mujeres indígenas que viven en el ámbito rural nunca han cotizado en una institución de seguridad social. Mientras que 71 de cada 100 mujeres no indígenas que viven en el ámbito urbano se encuentran en la misma situación.