Debe quedar muy claro, para todos los mexicanos la figura de AMLO y su Morena como un espejo de dos caras
Jesús Daniel Barrón Correa
Vivir es tomar decisiones y asumir las consecuencias. Y en México, día a día, se han tomado decisiones, erróneas muchas de ellas, pero se han tomado; además, quien la toma no asume las consecuencias ni las acepta. Al día de hoy, la mala actuación de su gobernanza ha perjudicado a los mexicanos y se excusa culpando a la corrupción, a los medios de comunicación y a políticos conservadores de todo lo mal que existe en México.
Creerá don Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que los mexicanos somos miopes, que no tenemos tres dedos de frente o que nadie en este país lee ni piensa o siente lo errático de su accionar. Pues está muy equivocado. El pueblo de México se ha destacado por su inteligencia, sensibilidad y valentía, de ejemplo tenemos a Cuauhtémoc, Nezahualcóyotl, Sor Juana Inés de la Cruz, Ramón López Velarde, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas del Río, Luis Donaldo Colosio Murrieta, etc., son sólo unos cuantos ilustres de la sociedad mexicana, que se han ganado el reconocimiento universal, que a lo largo de la historia indican de que estirpe estamos hechos, no se diga el hacer, sentir y pensar del pueblo trabajador. Quienes tenemos la fortuna de interactuar con los desprotegidos de la patria, vemos a cada paso las acciones y reacciones que las amas de casa, los campesinos, los obreros, los comerciantes, los estudiantes o maestros tienen para con los sucesos que van ocurriendo, y se queda uno sorprendido, de sus análisis y argumentos. Por ello, cada día, nos queda más claro que el elemento faltante para hacerlos brillar es una verdadera educación a pueblo pobre de nuestro país, acto en el que Morena se quedan muy cortos, es más ni siquiera la llegan a considerar. En fin, lo anterior es una breve reflexión sobre la grandeza del pueblo, al que pretende engañar la Cuarta Transformación y esconde la realidad argumentado que la economía creció el tercer trimestre del año, a sabiendas que no ha implementado inversiones creadoras de plusvalía, sino transferencias de recursos tipo limosna para manipularlo y orillarlo a que entregue su voto por necesidad.
Conocemos que Pémex se encuentra en desastre total y que las calificadoras del mundo han reconocido las dificultades de nuestra economía, asimismo, argumentan fortalecimiento económico, por apertura de fábricas y comercios. Creen que no nos queda claro, que son más de 105 mil difuntos por covid-19, sin contar los no contabilizados por ellos, es decir, que México supera a Brasil en muertos, que los hospitales están saturados por los rebrotes y que proponen terapias psicológicas, para ayudar a los familiares de fallecidos, en lugar de detener correctamente la pandemia.
La universidad Johns Hopkins dio a conocer que el peor lugar en porcentaje de muertes por covid-19 es México. Todo esto lo tiene presente el pueblo y sólo está esperando para cobrar factura. Nos sale AMLO con sus reglas de conducta moral, para acabar con la corrupción y para incidir en el fortalecimiento económico y la inseguridad, olvidándose que cada persona, de acuerdo a sus condiciones debe definir qué hacer con su vida, que valores observar o dejar de llevar a la práctica.
Nos queda perfectamente claro por qué AMLO no se mojó los zapatos al ir a ver a los damnificados de Tabasco, acción que justificó con el argumento de que él no haría lo de antes, de sólo hacerlo por tomarse la foto. Lo cierto es que, además de no mojarse, tampoco llevaba nada para mitigar las necesidades de todos los afectados por sus torpes decisiones, y por sus intereses políticos, se impusieron ante los avatares que la naturaleza le impuso a los tabasqueños. Se impuso su necesidad inmediata de proteger su refinería de “Dos Bocas”, Anteponiéndola a la gran necesidad de los pueblos indígenas de las partes bajas de Tabasco, mismas que nunca fueron notificadas para poder por sus propios medios desalojar sus zonas de habitación, construidas a lo largo de muchos años y con el sudor de toda una vida. Por lo anterior, no se bajó de su nave, porque sabía que él la había expuesto a la muerte y a la desolación, justificando que no quería hacer teatro y para no parecerse a los “fifís” o conservadores como él ha ridiculizado siempre a sus detractores. Al pueblo también le queda claro que, en la CFE de don Manuel Bartlett Díaz, fragmentan compras para fingir compras menores y no pasarlas a licitación pública, ¿manejo turbio de los recursos?
Que el Gobierno federal tiene pleito con los comuneros de Xaltocan, por los terrenos de entrada al aeropuerto “Felipe Ángeles” de Santa Lucía, por incumplimiento de trato. Y que la Sedena metió maquinaria en un acto de prepotencia y dañó los cultivos que los campesinos tenían en producción en 70 hectáreas, que de 20 millones que debían pagarles por dichos terrenos, sólo les han entregado 2 millones. En cuanto a inseguridad, en 2019, se maneja que más de dos 200 niños menores de 18 años fueron masacrados y que una gran cantidad de ellos fueron reclutados por el crimen organizado, mientras que, nuestros soldados, se encuentran trabajando en la albañilería como buena empresa constructora. La ONU pide respeto a los derechos indígenas, por la construcción del Tren Maya. La Sader tiene perdidos 3 mil millones de pesos, la auditoria dice que los programas para conseguir la soberanía alimentaria operaron con irregularidad en 2019, y que el caso de Cienfuegos llegó a su clímax por un manejo incompetente de la política interior, pero no desde el lado de Bucareli sino desde la oficina principal de Palacio Nacional. ¡Vaya! Así queda demostrada la incompetencia, de Morena y su mesías, como motor de las decisiones públicas.
Debe quedar muy claro, para todos los mexicanos la figura de AMLO y su Morena como un espejo de dos caras: como un desalmado que planea la defensa de sus proyectos ante la exposición a la muerte y a la desolación de quienes lo hicieron llegar al poder: los pobres de México.
El pueblo de México debe tener decisión, debe ponerse a la altura de que le vuelva la sangre al cuerpo, para vencer todo obstáculo que se le ponga enfrente, incluyendo las inclemencias que le manda la naturaleza. No se trata de que uno o unos cuantos sorteen a los fenómenos naturales, pero entre todos podemos y debemos ser un puente, un dique, un túnel o un sifón. Hace falta organizarse, actuar, hace falta pensar y resolver los problemas. Mientras tanto, ¡a cobrar factura, no votando por Morena en 2021!