Hace falta el uso de la ciencia y la tecnología para romper el velo que separa la percepción de la realidad.
Brasil Acosta Peña
Las apariencias engañan, dice el refrán popular y en tiene razón en muy buena medida. El mexicano no ha sido educado para razonar científicamente desde los niveles escolares elementales y ello se demuestra fácilmente por estar en los últimos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuyos estudiantes del nivel básico no saben plantear problemas complejos, tienen serias dificultades para resolver problemas matemáticos y para la comprensión de lectura en el idioma natal. En ese sentido, el pensamiento crítico en la sociedad mexicana está lejos del alcance del pueblo en general y está reservado para ciertos sectores educados e intelectualizados de este país. Podríamos decir que se trata de un lujo poseer la capacidad de razonamiento crítico y científico y eso hace a las clases trabajadoras vulnerables y manipulables por las clases dominantes o las que detentan el poder.
Ahora bien, si hablamos de “honestidad valiente” u otras palabras por el estilo, esperaríamos una correspondencia entre lo que se dice y lo que sucede en la realidad, es decir, si se es honesto, se debe promover la conciencia crítica en el pueblo de facto y no sólo de palabra; de ser el caso, estaríamos viendo una verdadera transformación de la educación en nuestro país, es decir, una educación que enseñe a los mexicanos a pensar, a criticar, a cuestionar lo que se diga, a contrastar lo que se dice con lo que sucede en la realidad; sin embargo, el modelo educativo de Morena dista muchísimo de ser la opción que este país necesita para generar una conciencia crítica y revolucionaria.
En lugar de fortalecer la conciencia del pueblo mediante su educación crítica, lo que ha optado por hacer este gobierno es por manipularla, lo mismo que se ha hecho a lo largo de los años con los diversos gobiernos, con la diferencia de que ahora, en ciertas ocasiones, se confiesa con cierto descaro y cinismo. Por ejemplo, aquella vez que el presidente dijo que se tuvo que afectar a los más pobres en Tabasco (antes los afectaban igual, pero no lo decían abiertamente).
La percepción es la forma en la que el cerebro interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formar una impresión inconsciente o consciente (si se le puede aplicar discernimiento) de la realidad física de su entorno. También denominado el proceso constructivo por el que organizamos las sensaciones y captamos conjuntos o formas dotadas de sentido. En virtud de la imperfección de nuestros sentidos, lo que percibimos de la realidad puede estar, y de hecho está en varios casos, alejado de la realidad misma. Por poner un ejemplo, nuestro sentido de la vista, pese a su grandiosidad por poder ver a color y percibir de cerca o de lejos, es imperfecto a la hora de ver de lejos u objetos sumamente pequeños; lo es también si tomamos en cuenta su capacidad de percibir objetos en movimiento. Así, el ojo no es capaz de ver con nitidez el batir de alas de un colibrí, por tanto, vemos una parte del fenómeno y nos hacemos una idea de él; sin embargo, por asociación, dado que sí podemos ver el batir de alas de un ave mayor, como puede ser el pelícano, entonces, nos hacemos una idea de lo que sucede. Más aún, si usamos de la ciencia y con una cámara que capture muchas imágenes, podemos definitivamente ver el fenómeno con más claridad y ver, movimiento por movimiento, el batir de ala de colibrí. Como se ve, la imperfección de nuestros sentidos puede llevarnos a un entendimiento distorsionado de la realidad y para comprenderla necesitamos de la ciencia y de la técnica, por ende, del pensamiento crítico.
Por eso, como quedó de manifiesto en el ejemplo anterior, hace falta el uso de la ciencia y la tecnología para romper el velo que separa la percepción de la realidad. Por tanto, es necesario dudar de lo que se nos diga, que no nos manipulen con el uso de palabras “bonitas” y podamos descubrir las mentiras entre las frases engañosas. Para ello quiero poner el ejemplo de la vacunación contra la covid.
El gobierno mexicano ha lanzado con bombo y platillo su campaña de vacunación; sin embargo, para quienes no analizan con cuidado o no estudian con profundidad lo que se dice, se pueden engañar y llegar a conclusiones equivocadas en cuanto a lo que está pasando. Veamos. Para vacunar a todo México se requieren 260 millones de dosis, pues somos 130 millones de mexicanos y se requieren dos dosis para cada cual. Amén del precio que hay que pagar por las vacunas y de si hay o no hay dinero para pagarlas, pues no lo etiquetaron en el presupuesto 2021, creo que no debe engañársele al pueblo valiéndose de palabras que le hagan percibir las cosas de una manera que no corresponde con la realidad. Veamos. El gobierno recientemente anunció que llegaron 400 mil dosis para el país y se dijo que “se estarían suministrando de manera simultánea en todo el país”. Para el lector descuidado parecería que se trata de una gran hazaña; sin embargo, hay que tener en cuenta que sólo serían beneficiados 200 mil mexicanos si consideramos que cada mexicano requiere dos dosis, pero esto equivale sólo al 0.15% de la población, es decir, se trata de una burla para la población y un manejo tendencioso para hacer creer a la población que todo va muy bien, cuando no es así, para ello se usan palabras como “aplicación simultánea”, que sea simultáneamente o en tiempos diferentes no hace que sean más de 400 mil dosis y tampoco hace que se alcance a más gente. Quieren dar la impresión de que sí, pero no es así.
Leamos ahora la siguiente declaración del gobierno: “también destacó que se encuentran trabajando con el fin de acelerar los procesos para la aprobación de la vacuna de AstraZeneca, de la cual 250 millones de dosis se van a envasar en México y de a partir de este país se distribuirá a otros territorios de la región”. Esto quiere decir que todavía no tienen precisa la aprobación de la vacuna para hacerla en México y que, por tanto, no hay vacuna asegurada para toda la población. Se trata, pues de un juego de palabras. “Acelerar los procesos”, “aprobación de la vacuna”, “envasar en México”, “250 millones de dosis” y al final, el pan con navaja: se distribuirá a otros territorios de la región, es decir, que de esos 250 millones de vacunas no serán todas para México, pero da la casualidad de que requerimos 260 millones de dosis. Así las cosas.
Por ende, llamo al pueblo de México a que adquiera una conciencia crítica. Que dude de lo que le diga el gobierno, que dude del discurso mañanero, pues se ha demostrado la doble moral y el doble discurso: por ejemplo, dice el gobierno que no hay dinero para la medicina de los niños que tienen cáncer, pero sí tiene 89 millones de pesos para el estadio de béisbol donde el hermano del presidente, Pío López Obrador, involucrado en los video escándalos, es mánager de un equipo de béisbol. De ese tamaño. Confío en el instinto del pueblo y, más adelante, en su conciencia revolucionaria para saber distinguir entre quienes somos sus amigos y quiénes son sus enemigos.
1 Collins Discovery Encyclopedia. HarperCollins Publishers. 2005. Consultado el 20 de septiembre de 2015. «The process by which an organism detects and interprets information from the external world by means of the sensory receptors.»