Tomar acciones que ayuden a una recuperación generalizada y sostenida de la economía y del mercado laboral sigue siendo el reto de la política económica, incluyendo los ámbitos monetario y fiscal, señala el Banco de México.
La reactivación requiere fomentar las condiciones para atraer una mayor inversión y reducir la incertidumbre económica interna, pero sin poner en riesgo la fortaleza de los fundamentos macroeconómicos y salvaguardando el ámbito institucional, indica en el documento Programa Monetario para 2021, una exposición de los lineamientos a seguir en cuanto a la conducción de la política monetaria para el año correspondiente y que se envía cada año en enero al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión.
Plantea la necesidad de permitir los ajustes necesarios en la economía para impulsar la reactivación de la actividad productiva y del empleo, mediante la flexibilidad en la asignación de recursos, pues en el mediano plazo la economía mexicana enfrena el riesgo de que la pandemia tenga efectos persistentes en algunos sectores y regiones.
“Se debe seguir trabajando en corregir los problemas institucionales y estructurales que han propiciado bajos niveles de inversión y productividad”, añade.
Prevé que en este 2021 la economía mexicana seguirá enfrentando un entorno incierto, que dependerá de la evolución de la pandemia en México y en el mundo, de la duración de las nuevas restricciones a la operación de los negocios, de la evolución de la demanda por diferentes bienes y servicios y de la aplicación de las vacunas.
“Si bien se anticipa que la economía seguirá recuperándose de forma gradual, existen retos importantes para la reactivación de la demanda agregada, particularmente por la debilidad del componente interno y del mercado laboral”, advierte el Banco Central.
Recomienda continuar con el esfuerzo de fortalecer el estado de derecho, abatir la corrupción y combatir la inseguridad, pues considera que ello redundará en un mayor dinamismo económico, no solo en la etapa de recuperación sino, especialmente, en el más largo plazo.
Respecto de las decisiones de política monetaria durante 2020, el Banco de México redujo en 300 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día, alcanzando a partir de septiembre un nivel de 4.25%.
En su reunión de febrero, la reducción en la tasa de referencia fue de 25 puntos base. Posteriormente, en cada una de las reuniones de marzo, abril, mayo, junio y agosto la reducción fue de 50 puntos base, mientras que en la de septiembre esta fue de 25 puntos base. Finalmente, en las reuniones de noviembre y diciembre la tasa de referencia se mantuvo sin cambio.
Al recapitular las acciones de la Junta de Gobierno durante el año pasado, indica que ésta condujo la política monetaria en un entorno de choques significativos y de marcada incertidumbre debido, principalmente, a las afectaciones generadas por la pandemia de Covid-19 y las medidas adoptadas para contener su propagación.
Para este 2021, el Banco de México prevé que las condiciones de holgura seguirán mostrando una amplitud considerable, si bien se anticipa que vayan disminuyendo gradualmente, además de enfrentar retos y disyuntivas dado que la evolución de la inflación ha estado sujeta a choques considerables y con efectos en diferentes sentidos.
Indica que continuará dando seguimiento cercano a todos los factores y elementos de incertidumbre que inciden en el comportamiento de la inflación y sus perspectivas, y tomará las acciones que se requieran con base en la información adicional, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta del Banco de México.
Desde 2003, la meta permanente de inflación se planteó en 3%, aunque al tomar en cuenta la amplia gama de factores que están fuera del control de la autoridad monetaria y que en el corto plazo pueden incidir sobre la evolución de los precios, el Banco de México definió un intervalo de variabilidad de más/menos un punto porcentual alrededor de la meta referida.
Y desde 2008, las acciones de política monetaria del Banco se instrumentan mediante la definición de un objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día.