El Tren Maya, uno de los proyectos que más enorgullecen al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), podría causar alrededor de dos decenas de ecocidos por su construcción, de acuerdo con el Fondo Nacional del Fomento al Turismo (Fonatur).
Estos eventos podrían ser ocasionados por los proyectos inmobiliarios y de urbanización que pretenden realizarse. El objetivo, señala un estudio del al que tuvo acceso El Universal, es replicar en las “comunidades sustentables” el modelo que presenta la ciudad de Cancún en Quintana Roo, uno de los espacios turísticos más importantes del país.
La zona en la que se presentaría este escenario se encuentra ubicada al sureste de México, específicamente en los lugares aledaños a la Reserva de la Biosfera de Calakmul y Escárcega en el estado de Campeche, en Palenque, Tabasco, y en Mérida Yucatán.
La investigadora de la Universidad Autónoma de México (UAM), Violeta Núñez, señaló al periodista Carlos Carabaña que “Van a tratar de reproducir 19 ‘Cancunes’, una depredación de la naturaleza”.
Sin embargo, los datos del centro turístico no dan un panorama alentar sobre los proyectos. El estudio del Fonatur también reveló que durante los últimos 40 años se perdieron 77% de las selvas y 64% de la vegetación de dunas costeras en Cancún. Además, existe el riesgo de que haya un desenfrenado crecimiento urbano si los proyectos no se desarrollan correctamente.
Los expertos consultados por el medio señalaron que esto representaría una amenaza para el medio ambiente, especialmente en el tramo número siete del Tren Maya que atraviesa 287 kilómetros y pasa por Escárcega en Campeche y Bacalar en Quintana Roo.
De acuerdo con EFE, la construcción del Tren recorrerá a partir de 2023 cerca de 1,554 kilómetros en siete tramos con 19 estaciones para transporte de pasajeros locales, turistas y carga en los cincos estados del sureste: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
El Gobierno estima una inversión total de más de 6,294 millones de dólares para la obra, de los que este año se ejecutarán 41,852 millones de pesos (más de 2,092 millones de dólares) y la creación de 80,000 empleos con la construcción de los primeros cinco tramos.
A este estimado, se añadirían 715,000 nuevos empleos de aquí a 2030 en los 16 municipios que tendrán una estación de ferrocarril y otros 150,000 empleos asociados en la economía rural, para totalizar casi un millón, según un estudio del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).
El Programa de las Naciones Unidas también anticipó un incremento del 28% de la población originaria ocupada con respecto a 2015, al estimar que 46 de cada 100 personas empleadas serán de comunidades indígenas.
“Para el Gobierno es progreso, es desarrollo y eso significa más trabajos y más urbanización. Para nosotros como mayas eso implica que otra vez nos ven como mano de obra barata, implica especulación de la tierra y, por lo tanto, despojo”, expresó a EFE Alberto Velázquez, de la asociación civil Indignación.
Por otro lado, El Tren Maya ha despertado la oposición de un sector de los pueblos originarios mexicanos, como el reciente pronunciamiento del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno al anunciar un “combate contra los megaproyectos” del presidente.
“Las palabras mentirosas de López Obrador y su llamada Cuarta Transformación (de México) pretenden crear un muro que oculte la guerra que se arrecia contra los pueblos y la vida de la madre tierra, queriendo aislarnos y presentarnos como los opositores al progreso”, denunciaron.