Es curioso cómo algunos líderes siguen haciendo uso de sus prácticas como la persecución, la descalificación y el acoso en contra de la prensa crítica o sus opositores. La vida y obra de Julius Fučík debe estar presente más que nunca
Adrián Pablo
El pasado 23 de febrero, se cumplieron 118 años del nacimiento de Julius Fučík, figura periodística para muchos desconocida, pero que representa un gran ejemplo del papel social y político que debe fungir esta profesión en la sociedad, tanto así, que en conmemoración de su fallecimiento (8 de septiembre), se conmemora “el día del periodista” a nivel internacional.
Fučík, ejemplo de periodista honrado, y defensor de la causa de la clase obrera, la más noble de las causas; fue un escritor y reportero checoslovaco que vivió durante la invasión nazi en Checoslovaquia, donde fungía un papel determinante al ser el encargado de las publicaciones clandestinas del Partido Comunista de aquel país; fue un duro crítico del facismo europeo, lo que causó su detención por parte de la Gestapo en 1942. Es aquí cuando la tarea de Julius llega a su punto máximo; con un humanismo y convicción por su profesión indescriptible, escribe desde el confinamiento su última y más valiosa obra.
Reportaje al pie de la horca, es un relato periodístico que narra con detalle el férreo control que tenía el facismo con los medios de comunicación, la crueldad con la cual trataba a sus opositores, alejándolos de la vida pública, satanizándolos frente a la sociedad y torturandolos física y mentalmente, hasta llegar al punto de perder cada pizca de su humanidad. Esto, lamentablemente, no proviene de un mundo paralelo o de la cabeza del autor, Fučík tuvo que vivir con un miedo constante a la muerte durante sus últimos días de vida. La pequeña reseña aquí escrita, no le hace justicia al papel y la vida de Fučík, sin embargo, es necesario hacer una análisis de ¿en este centenario de diferencia con Julius qué ha cambiado con el periodismo?
El periodismo siempre se ha caracterizado por ser una profesión polémica; a veces venida a menos o desprestigiada por la sociedad, que tiende a verla como un elemento “que sobra”, que no funge ninguna función importante a nivel social o simplemente como un parásito que hay que exterminar a toda costa; todos aquellos que lo ven de esa manera, olvidan -o prefieren olvidar- las importantes contribuciones que ha hecho por las luchas de los desprotegidos del mundo, en contra la tiranía y la injusticia, como en el caso de Fučík.
El periodismo tiene sus raíces en la comunicación misma, eje fundamental de la supervivencia del hombre primitivo, con el cual alertaba de la presencia de depredadores y permitía que las pequeñas familias se pusieran de acuerdo para alimentarse y vivir. Sin ella, hubiera sido imposible la supervivencia de la raza humana, sin embargo a lo largo del tiempo, su utilidad ha sido tan común, que se nos olvida la magnitud que tiene. No obstante, el hombre, al desarrollarse, crecer y formar una sociedad, tuvo que comunicarse a gran escala y es ahí cuando nacen los medios de comunicación y por antonomasia, el periodismo.
Sin embargo, desde que la humanidad se separó en dos clases antagónicas; una, acumuladora y centralizadora de toda la riqueza generada, poseedora del poder económico y político; la clase desvalida, los que no tienen nada más que su fuerza de trabajo para vender, perdieron también su voz. A partir de ese momento, los hombres ya no podían hablar de “igual a igual”, ya que el papel de las personas pasó a ser distinto, según su riqueza. Los medios, pasaron a las manos de los poderosos, quienes buscan, desde entonces, imponer su voluntad a través de estos.
No obstante, los verdaderos luchadores sociales han sabido aprovechar las mismas herramientas para ponerlas del lado del pueblo, desde una hoja volante, hasta una radio clandestina, los medios de comunicación también han servido como contrapeso; el periodismo si se hace de manera correcta, resalta por el respeto y la confianza que inspira en el pueblo, al mismo tiempo que despierta la ira y el miedo de los poderosos, sin embargo, en tiempos actuales, ha perdido su esplendor de los años donde los grandes periodistas protagonizaban novelas policiacas, pasando a ser, ante los ojos de la sociedad, un mero chiste, encasillando sólo en la farándula o la violencia y el morbo.
Esta percepción ha sido aprovechada también, en México, por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, desde el inicio de su mandato ha iniciado una intensa campaña de desprestigio en contra de los medios que se atreven a criticar al proyecto de la 4T; las conferencias “mañaneras” del presidente, han ocupado tiempo en desacreditar a medios como El Universal, Reforma, Sin Embargo o Latin Us; clasificándolos con adjetivos despectivos como “chayoteros” “vendidos” o simplemente identificándolos como “nuestros adversarios”.
Por si la sentencia del mandatario nacional no fuera suficiente, se suma a ella la persecución de los seguidores de la 4T (“periodistas”, “analistas” y hasta funcionarios públicos), que se excusan en una falsa superioridad moral para desacreditar o intentar desmentir sin prueba alguna; el último ingrediente de esta campaña es el juicio de las “benditas” redes sociales, que, a través de la RedAmlove, acosan a periodistas y medios hasta el punto que muchos se ven en la necesidad de retirarse de éstas y de la vista pública en general.
Ejemplos hay muchos, el Signa Lab, laboratorio del ITESO especializado en tecnopolítica realizó un análisis de los hashtags #PrensaSicaria, #PrensaCorrupta y #PrensaProstituida, impulsados por seguidores del Presidente en redes sociales en 2019, a raíz de las opiniones que tuvieron las acciones del mandatario en Sinaloa; los mensajes contenidos en las redes sociales, contenían insultos, amenazas y acusaciones a los periodistas críticos de la 4T y, al mismo tiempo, mostraban su apoyo a Morena.
Esto, no sólo ocurre a los periodistas, un caso más cercano fue el de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), organismo autónomo encargado de, cómo su nombre lo indica, llevar a cabo la fiscalización del estado mexicano; quien en días pasados publicó una investigación que exponía las irregularidades de los principales proyectos de López Obrador (El nuevo aeropuerto, la refinería de Dos Bocas, el tren Maya, etc), además de algunos programas sociales; ante esto, la única respuesta oficial fue “Yo tengo otros datos”, mientras se ordenaba desde la Cámara de Diputados, la investigación del encargado de la dependencia, David Colmenares.
A pesar del tiempo transcurrido y al final del facismo el siglo pasado, es curioso cómo algunos líderes siguen haciendo uso de sus prácticas como la persecución, la descalificación y el acoso en contra de la prensa crítica o sus opositores. La vida y obra de Julius Fučík debe estar presente más que nunca; su valía, su temple y su sufrimiento deben hacernos ver la necesidad de la prensa crítica y la libertad de expresión, su poder y su alcance en manos del pueblo; armas necesarias, aún más ante líderes dictatoriales, hambrientos de poder.