- Para cambiar a México se necesita otro modelo económico y una fuerza social organizada, no un desahogo momentáneo de ira popular.
- El Fondo Monetario Internacional alerta que la pandemia detonará estallidos de inconformidad, en un mundo pobre y desigual.
Ciudad de México.- El líder nacional del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán, coincidió con expertos y documentos del FMI y otros organismos internacionales que predicen la agudización de estallidos sociales, resultado de la acumulación de tensiones y desigualdades detonadas por la pandemia de COVID-19, y en que ésta solo agravó los males que las mayorías ya venían padeciendo, como la desigualdad, la pobreza, una seguridad social frágil o inexistente y gobiernos ineficientes, corruptos o indiferentes. No obstante, alertó, los brotes de inconformidad, “resultan más peligrosos para las masas que para sus opresores, y el pueblo mexicano debe saberlo y entenderlo bien, para no caer en esa trampa que puede retrasar por muchos años su verdadera emancipación” dijo.
Al hacer un análisis exhaustivo de los principales signos de alerta sobre lo que ocurrirá después de dicha pandemia, Córdova Morán indicó que el primer grito de alerta lo ha dado el Fondo Monetario Internacional, poderosa institución dedicada a monitorear y dirigir las economías de libre mercado, el cual brinda documentos y mecanismos de análisis que dan cuenta sobre el peligro. No obstante, la experiencia antorchista, sostiene su líder nacional, permite concluir que “la crisis del sistema no puede tener como remedio más paliativos redistributivos o de seguridad social, sino un “recambio completo del modelo económico que nos está ahogando”.
De esta forma, citó el trabajo de especialistas del FMI, Phillip Barrett, Sophia Chen y Nan Li, quienes con herramientas técnicas que ellos mismos crearon, preven lo que ocurrirá en el mundo después de la pandemia de Covid-19. El texto de los especialistas inicia con una retrospectiva sobre los efectos de la gran pandemia de cólera que arrasó París con la mortandad de 20,000 personas y prevé grandes conflictos después de la actual pandemia. Al respecto, Córdova Morán resume que “cuando una gran crisis social (una guerra, un terremoto o una pandemia, por ejemplo) se abate sobre una sociedad con graves carencias y rezagos entre la población menos favorecida, como es el caso de México, los dos factores adversos se combinan en un coctel explosivo que puede traducirse en un gran estallido social”.
De esta forma, sostiene la investigación citada, la historia está llena de ejemplos de pandemias que generan una estela de repercusiones sociales “que determina el contexto político, subvierte el orden social y, a la larga, desencadena tensión social”. Y explica: “Un posible motivo es que las epidemias pueden revelar o agravar grietas ya existentes en la sociedad, como la insuficiencia de redes de seguridad social, la falta de confianza en las instituciones o la percepción de indiferencia, incompetencia, o corrupción de los gobiernos”, aspectos todos en donde el parecido con México resulta realmente sorprendentemente, indicó Córdova Morán.
El líder social destacó la aportación del Índice de Tensión Social Reportada (RSUI, por sus iniciales en inglés) que obtuvieron del estudio de 130 países desde 1985 a la fecha, en donde, dijo, lo realmente novedoso entre sus hallazgos es que, mientras la pandemia está activa, “las tensiones entre las clases sociales permanecen ocultas o atenuadas, porque la gente está más preocupada por salvar su vida que por mejorar su situación económica”. La Covid-19, continua la cita del texto del FMI, parece ajustarse hasta ahora a este patrón de comportamiento, “Pero si se mira más allá del período inmediatamente posterior a la pandemia, el riesgo de tensión social se dispara a largo plazo”, es decir, que de acuerdo con los autores del estudio, el mayor peligro para la paz y la estabilidad social en el mundo está por venir.
Con referencias obtenidas de este documento, Córdova Morán dijo que el transcurso del tiempo, aumenta el riesgo de disturbios y manifestaciones antigubernamentales, por lo que “Si la historia sirve de pronóstico, es posible que la tensión social resurja una vez que la pandemia se disipe. La amenaza puede ser mayor en los casos en que la crisis ponga de manifiesto o agrave problemas latentes, como la falta de confianza en las instituciones, una gestión de gobierno deficiente, pobreza o desigualdad”, situación que, dijo Córdova Morán, es un diagnóstico que parece un traje cortado a la medida de México y su gobierno de la 4ª T que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ahondó en las aportaciones de los investigadores Tahsin Saadi Sedik y Rui Xu, quienes advierten que mientras mayores sean la desigualdad y la pobreza al empezar la pandemia, como en el caso mexicano, sus efectos explosivos serán mayores y más peligrosos. Indicó que de acuerdo con el alcance y efectividad de las políticas redistributivas del ingreso pueden incidir en este malestar social de los grupos afectados, de donde se deduce que las políticas de seguridad social ayudan a reducir las tensiones sociales, sin embargo, la solución de fondo, asegura Córdova Morán, debe ir más allá.
Las repercusiones de estas investigaciones, dijo Córdova Morán, son de tal magnitud y avizoran que los estallidos de descontento no se ubican todos en el futuro, sino que muchos están ocurriendo ahora mismo, por lo que se puede adelantar que en el futuro no hará más que incrementarse. Si bien coincidió con estos especialistas y politólogos de sólido prestigio sobre el diagnóstico, indicó que en todos ellos un notable vacío de propuestas de solución para la crisis que anticipan, pues se limitan a tímidas sugerencias de medidas redistributivas del ingreso, ayudas especiales a los más vulnerables y mejoras a la seguridad social, buscando alertar a las clases dominantes para que tomen las medidas que consideren oportunas, aunque éstas sean los mismos, programas sociales anestésicos y la represión abierta.
Córdova Morán alertó que ante la salida represiva por la que optarán las clases poderosas ante el malestar social, el pueblo mexicano no debe caer en los peligros que suponen los movimientos espontáneos, pues lo que “necesita es un cambio de modelo económico, no un desahogo momentáneo de su coraje rompiendo vidrios, quemando autos o agarrándose a golpes con los cuerpos de seguridad”. Sostuvo que para lograr ese cambio, hace falta mucho más que un estallido espontáneo, sino un proyecto integral de país distinto y superior al imperante, como el que propone el Movimiento Antorchista Nacional desde hace 46 años. Además, exige que “el pueblo se eduque y organice con toda disciplina, inteligencia e infinita paciencia, antes de emprender la lucha. Esto es lo único que puede garantizarle el triunfo y una vida mejor para sus hijos” finalizó.