Los estragos que hoy deja la pandemia en México son consecuencia de la incapacidad de los funcionarios que no supieron controlarla y que en un inicio la desestimaron.
Edna Hernández
La política errada del presidente Andrés Manuel López Obrador en la atención de la pandemia por covid-19, colocó a México entre los primeros lugares en el mundo en decesos. Justo esta semana se cumple un año -18 de marzo- del primer deceso a causa del coronavirus, y la cifra sigue creciendo.
A un año de pandemia, suman más de 194 mil defunciones, resultado de que la curva de contagios nunca se “domó” como aseguró en varias ocasiones el Presidente. Si bien los mexicanos “perdieron” el miedo al virus, fue por necesidad, al no poder resguardarse en sus hogares por la falta de alimento y quienes lo hicieron, sólo aguantaron un mes y regresaron a las calles en busca del sustento familiar.
Las personas, las que viven al día, fueron las más perjudicadas, pues al salir a ganarse el pan, como se dice coloquialmente, fueron justamente los que han pagado los platos rotos de la ineptitud de los funcionarios morenistas, pues se han contagiado o en su caso fallecido a causa del virus.
La cifra “catastrófica” del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, de 60 mil muertes, fue rebasada por mucho. El Gobierno de López Obrador sigue sin tomar medidas oportunas. Incluso, el Presidente se contagió, y pensaría en la aplicación de medidas para disminuir los casos de contagios. No fue así.
A la irresponsabilidad del Presidente alcanzó al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien en diversos momentos rechazó el uso del cubrebocas. Y el colmo, apenas la semana pasada se le vio en paseo, a pesar de ser positivo de Covid-19.
Pero el virus alcanzó a decenas de integrantes de Morena, diputados, alcaldes, entre otros funcionarios, quienes pasaron a hacer parte de esa estadística que el Gobierno presenta todas las noches. El pueblo de México está de luto, y con justa razón, enojado, pues a sus muertos sólo los toma la actual administración como un número, una cifra, dejando de lado el dolor por el que pasan o pasaron.
Los datos oficiales dicen 194 mil, pero los difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su momento, quien contabilizó las actas de defunción, dice que supera la cantidad reportada por el Gobierno.
A un año del primer fallecido, deja mucho de qué hablar esta administración, en especial el morenismo, que en campaña se decía cercano al pueblo, pero cuando más lo necesitó, fue el primero que le dio la espalda.
Familias enteras se han desmoronado, no sólo por perder a un familiar, sino a más de uno; México se está llenando de fosas improvisadas, pues en los panteones ya no caben los muertos, se inunda de lágrimas que las familias han derramado por su ser querido; va al alza los contagios, y se prevé que ahora en Semana Santa aumentarán y qué decir de los muertos, a un año y suben cada día, y la actual administración brilla por su ausencia.
Los estragos que hoy deja la pandemia en México son consecuencia de la incapacidad de los funcionarios que no supieron controlarla y que en un inicio la desestimaron.
México no puede seguir llorando, el pueblo no debe continuar poniendo los muertos, la situación debe cambiar en favor de todos; es urgente un cambio de política sanitaria para contrarrestar los efectos negativos ocasionados por la actual administración y que ha tenido graves costos económicos y sociales. Por ello, hoy más que nunca, es necesario organizarte y luchar por un mejor país para todos.