México atraviesa uno de los peores climas de violencia que ha vivido en los últimos dos años. Desde que Andrés Manuel López Obrador tomo protesta como Presidente de la República, la inseguridad y la violencia han ido aumentando a pesar de las promesas que hizo en campaña de “pacificar al país”.
¿Y cuál es la razón? Expertos en materia de seguridad han expuesto, reiteradamente, que el manejo presupuestario en tema de seguridad, por parte del Gobierno Federal, es por demás errado, apenas se gasta el 0.19% del PIB en materia de prevención.
El Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (FORTASEG) destinado para la compra de armamento, patrullas y cámaras de videovigilancia, a nivel municipal, que hasta el año pasado funcionaba con un presupuesto de 4 mil millones de pesos, desapareció.
Aun retumban las promesas de campaña de erradicar la violencia desmilitarizando al país, y combatiendo la inseguridad con abrazos y moralizando a la ciudadanía, poco ha resultado su plan. Mientras decía que no se resuelve nada con el uso del Ejército y de la Marina, en el combate al narcotráfico, al mismo tiempo convocaba a las fuerzas armadas a enfrentar juntos el grave problema de la inseguridad y de la violencia que enfrenta el país.
Los muertos siguen, la violencia aumenta, la inseguridad permea no solo en temas relacionados al narcotráfico, tan solo en marzo se reportó el asesinato de 3 mil 120 personas, aun en pandemia. No hay certeza de lo que viene a futuro, ni cuál es la estrategia para minimizar los problemas, no tenemos nada claro hasta ahora.